El retorno de Chen Dong, Chen Zhongrui y Wang Jie marcó un capítulo crucial para el programa espacial chino. Tras 204 días en órbita, un récord para una tripulación única del país, los astronautas de la misión Shenzhou-20 lograron volver a la Tierra a bordo de la Shenzhou-21, luego de que su nave original sufriera daños por basura espacial, un riesgo creciente para la actividad orbital.
A las 16:40 horas locales, la cápsula descendió en Dongfeng, Mongolia Interior. Técnicos confirmaron que el equipo presentaba buen estado físico, pese a más de medio año fuera del planeta. Durante su estancia, realizaron cuatro caminatas espaciales, operaciones logísticas y experimentos en microgravedad, materiales avanzados y biología espacial, reforzando el carácter científico de la estación Tiangong.
El daño en el cristal de la Shenzhou-20 —microfisuras asociadas a fragmentos orbitales— obligó a activar un protocolo de rescate. La Shenzhou-21, lanzada el 1 de noviembre, llegó a Tiangong como vehículo de emergencia, operando sin incidentes durante ascenso y descenso. Ambas tripulaciones convivieron varios días para completar verificaciones de seguridad y garantizar un relevo técnico impecable.
El incidente vuelve a colocar en la agenda global el desafío creciente de los residuos espaciales, un problema que ya impacta operaciones científicas, comerciales y estratégicas. Mientras China evalúa qué hacer con la cápsula dañada, el retorno exitoso reafirma la capacidad del país para gestionar contingencias de alto riesgo en plena expansión de su infraestructura orbital.

