Con un amanecer crispado, la CNTE inauguró su paro nacional de 48 horas entre tensiones, empujones y choques con elementos de seguridad que resguardaban Palacio Nacional, tras un intento de los manifestantes por ingresar vía Correo Mayor. Desde la madrugada, contingentes de maestros provenientes de distintos estados arribaron al Zócalo, donde el gobierno federal reforzó el cerco con vallas metálicas y agrupamientos de seguridad instruidos por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Entre el hartazgo social y la exigencia gremial, las consignas retumbaron: “Claudia decía que todo cambiaría, aquí demostramos que es la misma porquería”, un reflejo del descontento por la falta de avances en demandas históricas. Irvin Rodríguez, representante de la sección XVI democrática del SNTE, confirmó a 24 Horas un “operativo sincronizado sin precedentes” para levantar plumas de casetas y facilitar el paso de simpatizantes hacia la capital.

La marcha avanzó hacia la Cámara de Diputados, provocando fuerte congestión en arterias clave. El epicentro del conflicto vuelve a ser la Ley del ISSSTE 2007, un régimen de pensiones que la CNTE califica como injusto y que exige revisar en una mesa de diálogo que, aseguran, el gobierno ha evadido. Voces como la de Omar Garibay Guerra recordaron los 45 años de represión sindical, insistiendo en que la lucha por derechos magisteriales permanece vigente.

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