El Estadio Harp Helú se transformó en el escenario ideal para celebrar el cumpleaños número 70 de Billy Idol, quien ofreció una presentación inolvidable en su segunda visita en solitario a México.

La sorpresa inicial llegó cuando Billy Idol apareció sentado en una silla para interpretar “Still Dancing”. El gesto tomó nuevo significado cuando explicó que sufrió una caída que lesionó su pierna izquierda, impidiéndole mantenerse de pie por completo.

Aun así, el rockero se levantó brevemente entre aplausos. Luego, temas como “Cradle of Love”, “Flesh for Fantasy” y “77” hicieron vibrar a los asistentes que, en la pista, buscaban espacio para moverse, porque el rock no se disfruta sentado.

El público, compuesto en gran parte por seguidores contemporáneos al músico, disfrutó con energía canciones como “Eyes Without a Face”, una balada emblemática del rock que resonó con fuerza en el recinto.

La frase “el rock no acaricia” quedó demostrada cuando Idol tomó un suero, brindó al público y continuó con “To Be a Lover”, mostrando su característico humor y energía.

El viaje musical continuó con éxitos como “Mony Mony”, aún vigente en la radio, y un homenaje a The Rolling Stones con “Gimme Shelter”. También revivió su etapa punk con “Ready Steady Go” de Generation X.

Uno de los momentos más memorables ocurrió cuando Daniela Villarreal, guitarrista de The Warning, subió al escenario para tocar “Dancing With Myself” y sorprendió al rockero con mariachis interpretando “Las Mañanitas”.

El cierre llegó con “Hot in the City”, “People I Love” y “White Wedding”, mientras Billy Idol mantuvo el espíritu del punk rock hasta el final, despidiéndose en silla de ruedas tras un concierto único y lleno de energía.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *