Cada cierre de año, la actividad económica en el estado y el país experimenta un impulso significativo derivado del aumento en el consumo y la circulación de dinero por aguinaldos, bonos y festividades.
Este dinamismo provoca que el sector servicios requiera mayor personal, generando miles de empleos temporales. Sin embargo, detrás de esta expansión se esconde una problemática estructural que afecta a millones de trabajadores.
Miguel Calderón Chelius, académico del Departamento de Ciencias Sociales y coordinador del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla (Ibero), explicó que este fenómeno es tan recurrente como complejo.
https://whatsapp.com/channel/0029VaE1iV22975FVy9QXt3J
“En fin de año suele haber un incremento del empleo producto de los empleos temporales que en distintos sectores se generan, particularmente en el sector servicios, debido al aumento de la demanda y a la circulación de dinero generado por los aguinaldos y compensaciones”, sostuvo.
Durante diciembre, restaurantes, tiendas departamentales, supermercados, mercados y estacionamientos incrementan sus contrataciones para atender a la población consumidora.
No obstante, el académico advierte que los puestos creados comparten dos características: “Son empleos temporales y empleos precarios, mal pagados, muchas veces semiformales o informales”.
Además, subrayó que estos trabajos “tienen fecha de caducidad, que es prácticamente en enero o a finales de diciembre se terminan”.
¿OPORTUNIDAD O TRAMPA?
Aunque los empleos decembrinos representan un ingreso adicional, Calderón Chelius advirtió que también pueden convertirse en una ilusión de estabilidad.
“Si bien representan una oportunidad para un ingreso, al mismo tiempo se vuelven una trampa porque no resuelven la demanda real de empleo”, explicó.
El académico enfatizó que, “si fuera un mercado laboral más funcional, podría ser una gran oportunidad para los jóvenes estudiantes que buscan ingresos temporales al finalizar el año”.
Sin embargo, la realidad dista de ese escenario, debido a las condiciones económicas y laborales del país, donde “las personas en edad de trabajar (…) suelen enfrentarse a jornadas muy extensas y baja estabilidad”.
La dinámica de contratación temporal, afirmó Calderón Chelius, es sólo un síntoma más de un sistema donde la informalidad, los bajos sueldos y la falta de seguridad social continúan siendo la regla.
“La economía repunta, las personas consumen más, pero la calidad del empleo no mejora”, concluyó el académico de la Ibero Puebla.

