La purificación del agua en casa es clave para proteger la salud, pero errores frecuentes pueden reducir la efectividad de filtros, sistemas sofisticados o métodos tradicionales sin que se note.

Uno de los fallos más comunes es instalar un filtro y olvidar el mantenimiento, creyendo que funcionará correctamente durante meses o años sin revisiones.

Con el tiempo, los filtros de agua se saturan de sedimentos y bacterias, reduciendo presión, alterando el sabor y permitiendo el paso de sustancias no deseadas.

Los purificadores de agua requieren mantenimiento preventivo y cambio de filtros según el fabricante, ya que ignorarlo puede convertir el sistema en una fuente de contaminación.

Otro error frecuente es hervir el agua de forma incorrecta, creyendo que más tiempo al fuego garantiza mayor pureza y seguridad.

La evaporación parcial puede concentrar minerales que el calor no elimina, afectando la calidad final del agua potable.

Además, dejar el agua hervida destapada o almacenarla en recipientes sucios permite la reintroducción de microorganismos y partículas del ambiente.

Para que este método sea efectivo, el agua debe hervirse al menos tres minutos, enfriarse tapada y guardarse en contenedores limpios y aptos para alimentos.

Un tercer error es confiar en un solo método sin revisar el estado del sistema hidráulico del hogar.

Tinacos, cisternas o tuberías sucias aportan sedimentos que saturan filtros y reducen la eficiencia del proceso de purificación.

En zonas con infraestructura antigua o calidad variable del suministro, es clave aplicar una estrategia integral de limpieza y mantenimiento.

Corregir estos errores mejora la calidad del agua, garantiza mayor seguridad y protege la salud en cada consumo diario.

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