La comedia mexicana está de luto. Este 5 de diciembre, se confirmó la muerte del actor y comediante Eduardo Manzano, una de las figuras más influyentes del humor televisivo en México y conocido por su brillante trabajo en Los Polivoces y por su entrañable participación en la serie Una familia de diez. Su hijo, Lalo Manzano, dio a conocer el fallecimiento del artista, quien murió a los 87 años. Hasta ahora, la familia no ha revelado la causa oficial del deceso.
En un mensaje difundido en redes sociales, Lalo escribió un emotivo adiós: “Hoy el escenario de la vida ha bajado el telón. Mi padre, un comediante querido por miles y un ser humano admirado por todos los que lo conocieron, ha partido de este mundo… detrás de cada sonrisa hubo un padre que nos enseñó a reír incluso en los momentos más difíciles.” El mensaje, que rápidamente se volvió tendencia, refleja la profunda huella que dejó Manzano tanto en su familia como en el público mexicano.
Un pionero del humor televisivo
Nacido el 18 de julio de 1938 en la Ciudad de México, Eduardo Eugenio Manzano Balderas parecía destinado a la comedia, aunque inicialmente estudió ingeniería electrónica en el IPN. Su habilidad vocal lo llevó a ganar el apodo de “El Polivoz”, una referencia a su sorprendente capacidad para crear y modular distintas voces.
Su nombre quedó grabado en la historia de la televisión mexicana gracias a la dupla que formó con Enrique Cuenca en Los Polivoces, programa que dominó la pantalla durante las décadas de 1960 y 1970 y que trascendió fronteras. De allí surgieron algunos de los personajes más emblemáticos del humor nacional: “Gordolfo Gelatino”, “Comandante Agallón Mafafas”, “Don Teofilito”, y “Wash & Wear”, figuras que se convirtieron en parte del imaginario colectivo mexicano.
Un legado que marcó a generaciones
Además de su creatividad, el estilo de Manzano —basado en la sátira social, el humor blanco y la observación cotidiana— se convirtió en una referencia indispensable para nuevas generaciones de comediantes. Varias figuras actuales han reconocido que crecieron imitando sus personajes o que su estilo influyó directamente en su formación humorística.
En su vida personal, tuvo tres hijos junto a Lourdes Martínez, primera voz del trío Los Impala: Mariela, Ariel y Eduardo Manzano Martínez, quienes también siguieron el camino del humor, realizando imitaciones y retomando algunos de los personajes de su padre.
De Los Polivoces a “Una familia de diez”
Tras separarse de Cuenca en los años setenta, Manzano demostró que su talento podía brillar en solitario con el programa El Show de Eduardo II (1976–1981). Sin embargo, su reencuentro con las nuevas audiencias llegaría décadas después gracias a su personaje “Don Arnoldo López Conejo”, en la serie Una Familia de Diez (2007). Su papel, lleno de ironía y humor cotidiano, volvió a colocarlo en el gusto de millones de espectadores, mostrando que su ingenio permanecía vigente.
Aportes al cine y al doblaje
La versatilidad de Eduardo Manzano lo llevó también al cine y al doblaje. Participó en películas como El Crimen del Cácaro Gumaro (2014), En el último trago (2014), Marcianos vs. Mexicanos (2018), La Fiesta de los Comediantes (2019), Médicos: Línea de Vida (2020) y María Félix (2022). Su trabajo incluso le valió una nominación en 2015 al Silver Goddess como Best Actor.
Su participación en distintos géneros —del humor a la sátira y del cine a las series— lo consolidó como un artista completo, capaz de reinventarse sin perder su esencia.
Una figura irrepetible para la cultura mexicana
Eduardo Manzano no solo construyó personajes: construyó memoria cultural. Su humor, que oscilaba entre lo absurdo y lo cotidiano, entre la crítica social y la ternura, acompañó a varias generaciones frente al televisor. Su legado sigue vivo en plataformas digitales, en repeticiones televisivas y en el recuerdo de millones que crecieron con sus frases, sus gestos y su inconfundible estilo.
Hoy México despide a una de sus figuras más queridas. Su partida deja un vacío en la comedia, pero también una herencia invaluable que continuará inspirando a nuevos talentos. Eduardo Manzano será recordado como un arquitecto del humor mexicano, un creador incansable y un artista que entendió que reír es también una forma de resistir.

