Naomi, integrante de la organización Chicas de la 14, relató a 24 HORAS que recurrió al trabajo sexual para cubrir las necesidades económicas de su familia.
En entrevista, la mujer de 35 años expuso la discriminación que enfrenta diariamente, desde comentarios misóginos hasta sentirse invalidada y violentada.
“Te ven afuera y te dicen: ‘ahí está la puta’, siempre es su manera de expresarse. Nosotras, por el simple hecho de estar en la calle, recibimos ese tipo de comentarios”, señaló en entrevista.
Indicó que la violencia verbal también proviene de algunos clientes. “Cuando nos levantan nos dicen ‘perra’ o ‘puta, me vas a dar servicio’. Tú brindas el servicio diciendo: ‘este es mi trabajo, no es un gusto, es por la economía’”, expresó.
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No obstante, el sexoservicio le ha permitido flexibilidad para cuidar de su familia, ya que “no tenemos un horario fijo y eso nos da la posibilidad de ver a nuestros hijos. Mi vida laboral cambió porque agradezco tener más tiempo con mi hija y con mi familia; eso me satisface”, afirmó.
No obstante, denunció abusos por parte de autoridades durante operativos y redadas, sin precisar fechas ni horarios.
“Hay policías que pasan y hasta con groserías nos dicen ‘ahí va la puta’. Cuando había redadas nos trataban de forma violenta, nos tocaban en las habitaciones y salíamos desnudas. En lugar de sentirte protegida, te sientes humillada y con miedo de lo que te puedan hacer”, relató.
Naomi reconoció que antes de dedicarse al trabajo sexual también lo criticaba. “Yo era de esas personas que decían ‘cómo venden su cuerpo’. La necesidad fue la que me hizo llegar aquí. Ahora, trabajando, tengo una economía que me permite solventarme”, aseguró.
En materia de salud, reconoció que existen múltiples prejuicios: “Cuando me volví trabajadora sexual entendí que nos cuidamos más nosotras que las personas que nos critican. Piensan que somos nosotras quienes infectamos, pero si entraran a nuestro mundo se darían cuenta de cómo nos cuidamos y nos protegemos”, subrayó.
Finalmente, hizo un llamado a la sociedad a erradicar los estigmas en torno al trabajo sexual, al considerar que los tabúes persisten por desconocimiento.
“Si conocieran nuestro entorno, habría menos discriminación y entenderían la razón por la que decidimos esto. Mi deseo es que la sociedad se dé cuenta de que sólo es un trabajo y que dejen de llamarnos putas”, concluyó.

