En el mercado de artesanías La Ciudadela, la tradición del juguete de madera sigue vigente pese a la modernidad y el auge tecnológico.

La presencia de estos juguetes artesanales continúa gracias al recuerdo de personas mayores, quienes mantienen el consumo y transmiten el valor cultural.

José Luis Ramírez, visitante frecuente, relató la importancia de estos objetos en su infancia, destacando su capacidad para desarrollar paciencia y destreza.

Señaló que su intención de adquirir baleros y trompos para sus nietos busca fomentar convivencia, aprendizaje y habilidades motoras, más allá del entretenimiento.

Los puestos del mercado aún exhiben camiones de redilas, caballitos, trompos y otros artículos tradicionales elaborados con técnicas manuales.

Don Manuel, vendedor, afirmó que aunque la clientela disminuyó, los niños aún sienten atracción natural por estas piezas y crean historias imaginarias.

Según su experiencia, los adultos también adquieren juguetes por nostalgia o para colección, manteniendo una parte de la demanda.

El psicólogo Jonathán Flores explicó que los juguetes dejan de ser opción por percepciones sociales que los asocian con pobreza, lo cual considera erróneo.

Destacó que detrás de cada pieza existe un trabajo artesanal minucioso, ajeno a procesos de maquila o producción masiva.

Flores subrayó que las tecnologías influyen en la preferencia infantil, generando una tendencia a pedir celulares y tabletas en lugar de objetos físicos.

Añadió que los padres deben respetar etapas de desarrollo infantil, evitando sustituir juego físico con consumo digital para calmar llanto o distraer.

Recordó que los juguetes tradicionales ayudan en el desarrollo cognitivo mediante la práctica, como insertar figuras o realizar movimientos coordinados.

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