La misa en la Iglesia de San Jerónimo Caleras comenzó a las 8 de la mañana de este lunes. Es en este punto donde cientos de peregrinos de la zona norte de la capital poblana inician su peregrinación rumbo a la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, a unos días del festejo anual de la Virgen del Tepeyac.


Sin embargo, los habitantes del Barrio de Santo Domingo Caleras aún tienen una parada más antes de comenzar su travesía: desayunan juntos en la casa de la familia Chaltell Sánchez, y desde este lugar empiezan un viaje de cerca de 72 horas y alrededor de 140 kilómetros, motivados por la fe y devoción.


Este grupo está integrado principalmente por hombres, quienes dedican su vida al oficio de la soldadura y la herrería: padres, hijos, sobrinos, amigos, todos hermanados por el sentimiento ferviente de cumplirle a la Virgen un año más.


Tal es el caso de César, un joven de 33 años que comenzó a realizar este recorrido desde el año pasado por invitación de su amigo Toño. Por su parte, Antonio ha hecho el recorrido durante 20 años, acompañado principalmente de su padre y su hermano mayor. Es en su casa donde se ofrece el desayuno para estos peregrinos, y es su madre quien prepara los tamales que dan energía a los fieles.


Durante su primer día de caminata, los cerca de 30 peregrinos hacen distintas paradas para reponer fuerzas, esperando llegar al pueblo de Santiago Xalitzintla, punto en el cual pasan la noche, para empezar a adentrarse en el Paso de Cortés desde las 4 de la mañana del martes.


Los peregrinos se enfrentan a diferentes escenarios durante su travesía, uno de los más desafiantes es el cruce hacia el Estado de México, justo en medio de la cordillera que forman los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, para adentrarse en los bosques de coníferas de alta montaña que integran el Parque Nacional.


Durante varias horas, los feligreses recorren parte de la carretera a oscuras; sin embargo, en esta ocasión una luz tenue provocada por las fumarolas que exhalaba el volcán, parecía darles la bienvenida a este sendero.


Durante las siguientes 12 horas, los fieles guadalupanos se enfrentaron a temperaturas bajas y senderos complicados, encontrando en el camino a más devotos que ofrendan a la Virgen, regalando comida a los peregrinos.
Tras poco más de 40 kilómetros de caminata, terminan su segundo día de recorrido en Amecameca, lugar en el que pasarán su segunda noche de peregrinación y recobran fuerzas para el último tramo de este andar.

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