La entrega del informe anual de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) dejó al descubierto el nulo trabajo, la falta de resultados y la opacidad que han marcado la gestión de Rosa Isela Sánchez Soya. Su paso por el Congreso del Estado se limitó a entregar un documento por escrito, posar para la fotografía oficial y abandonar el recinto sin enfrentar preguntas ni rendir cuentas ante el Pleno, un acto que fue interpretado como desprecio al escrutinio público.
Lejos de transparentar su desempeño, la titular de la CDH optó por evadir a los legisladores, refugiándose en un discurso posterior desde su propia sede, lo que fue duramente cuestionado por diputadas y diputados de PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, quienes coincidieron en que la omisión confirma una gestión ineficiente y alejada de las demandas reales de los poblanos.
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La diputada del PRI, Delfina Pozos Vergara, fue contundente al señalar que la negativa a fijar postura evidenció un trabajo inexistente, mientras que la panista Luana Armida Amador Vallejo alertó sobre la incertidumbre que genera una Comisión incapaz de garantizar resoluciones claras en casos de violaciones a derechos humanos.
Más severa fue la postura de Movimiento Ciudadano, donde la diputada Fedhra Suriano Corrales lamentó que la CDH haya dejado de ser un organismo defensor de la ciudadanía para convertirse en una institución paralizada, enfocada en intereses ajenos a su mandato. La legisladora afirmó que Rosa Isela Sánchez Soya quedó a deber y, ante la ausencia de resultados, exigió su renuncia.

