La Unión Europea flexibilizó la prohibición de vender coches nuevos de gasolina o diésel a partir de 2035, buscando apoyar a los fabricantes europeos en dificultades.
Tras esa fecha, los productores podrán vender un número limitado de vehículos térmicos o híbridos, siempre que cumplan condiciones como compensar emisiones de CO2, informó la Comisión Europea.
El comisario Stéphane Séjourné aseguró que la UE mantiene sus ambiciones climáticas, pero adopta un enfoque pragmático ante los retos de la industria automotriz.
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“El objetivo sigue siendo el mismo, la flexibilidad considera la aceptación de consumidores y la dificultad de ofrecer vehículos 100 % eléctricos para 2035”, afirmó a la AFP.
La prohibición era una medida emblemática del Pacto Verde Europeo, adoptada durante el primer mandato de Ursula von der Leyen, en el marco de alcanzar neutralidad en carbono para 2050.
Ante la competencia de China y tensiones comerciales con Estados Unidos, la UE ha aplazado o recortado varias medidas ambientales para apoyar a empresas locales.
A partir de 2035, los fabricantes deberán reducir un 90 % de las emisiones de CO2 respecto a 2021 y compensar el 10 % restante. Bruselas asegura que el sector estará descarbonizado.
Friedrich Merz, jefe del Gobierno alemán, celebró la medida como positiva, mientras que Francia expresó su intención de revertirla, según la ministra de Transición Monique Barbut.
El ajuste responde a las demandas de flexibilidad de fabricantes europeos, mientras rivales chinos como BYD incrementan su presencia con autos eléctricos más competitivos.

