Aberración y lucro político
Una pregunta que nos deberían contestar el yunquista y ultraconservador Eduardo Rivera Pérez, así como la liberal, rijosa y dirigente perredista Socorro Quezada Tiempo es ¿cómo pueden fojar una alianza política si son agua y aceite?. El primero es un mocho que está en contra de la unión entre personas del mismo sexo y el aborto, mientras que la segunda apoya todo lo contrario. En otras palabras: ¿dónde quedaron los principios que ambos dicen defender desde sus trincheras?. Por lo visto, el odio hacia el morenovallismo que los dos supuran es capaz de concretar las uniones más aberrantes que puedan existir en la política. ¿Será?
Desesperación yunquista
Y ya que estamos en el tema del ex edil Eduardo Rivera Pérez no podemos dejar de precisar una cosa: ¿cómo es que hasta ahora le salieron las agallas para denunciar que supuestamente lo presionaron diferentes actores políticos para que se desistiera de su interés por buscar la gubernatura en 2018? La respuesta es sencilla: porque se encuentra en el auténtico abismo político. Está inhabilitado, fue uno de los culpables de la “estrepitosa” derrota del PAN en el Estado de México y ya no sabe qué hacer, más que victimizarse con mentiras. ¿Será?
Armenta ataca de nuevo
Si Morena realmente pretende ganar en 2018 debería elegir con mucho cuidado a sus militantes. El comentario viene a cuento porque el diputado federal Alejandro Armenta Mier anunció que se sumará a la campaña de lucro político sobre la inseguridad que se vive en Puebla. Por lo visto, los activistas de izquierda no han entendido que esta práctica es obsoleta. El mejor ejemplo es la malograda candidata del PRD Roxana Luna Porquillo que uso a su favor cuánto problema social había en Puebla y terminó haciendo el ridículo en las urnas al irse al cuarto lugar de las preferencias. ¿Será?
Un padrino en apuros
El delegado en la Ciudad de México Ricardo Monreal Ávila –padrino político de José Juan Espinosa Torres– mencionó que si AMLO no lo elige como candidato a la jefatura de gobierno acatará la decisión cual manso corderito. Dice que otros partidos le ofrecieron cambiarse de bando, pero que les pintó cuernos, porque es fiel al tabasqueño. La postura, más que generar respeto, da motivo al asco y la burla por ser un discurso del más rancio priismo setentero. La frase, si no fuera de Monreal, podría atribuirse a Fidel Velázquez sin problema. ¿Ahora entiende porque los duros de Morena no lo quieren? ¿Será?
