Vendedores y habitantes conocen el modo de operar de los maleantes, quienes hacen “rondines” para ver a cuál unidad le van a pegar para desvalijarla; los locatarios se han organizado para detenerlos y entregarlos a la policía

Por Osvaldo Valencia 

Desde hace 30 años el fantasma del robo de autopartes persigue a la 46. Incluso, ha sido alimentado por los mismos vecinos de la colonia Santa María y clientes de la zona marcada por la supuesta venta de refacciones y autopartes robadas.

Los espejos retrovisores, llantas, rines, calaveras y baterías han sido los tesoros más buscados por los amantes de lo ajeno, según detallan las víctimas y ahí mismo se dan los robos, por mucho, en cuestión de dos minutos, a cualquier hora del día, sin que habitantes o policías puedan hacer algo.

“Ya no hay confianza para dejar tu coche en la calle. Aunque las autoridades saben quiénes son no los atrapan, parece que están coludidos”, señala Pedro García, habitante de la Santa María y quien llegó ahí desde hace más de nueve años.

Usan retrovisores caseros ante los constantes robos a sus unidades. / OSVALDO VALENCIA

Tiene dos vehículos: una camioneta Voyager modelo 2000 y un auto Dodge 81; en el tiempo que lleva en la colonia ha sido víctima del robo de autopartes en 10 ocasiones, cinco por cada unidad.

Asegura que tiene identificada la forma de operar de los asaltantes: por lo menos dos o tres sujetos vigilan las calles 42, 44 y 46 Poniente, entre 5 Norte y la Diagonal Defensores de la República.

Dan sus “rondines” cada 15 o 20 minutos, se detienen en las esquinas, supervisan qué autos entran y salen, cuáles se estacionan en ellas y quedan a la deriva.

El momento para actuar, dice Pedro, es cuando ven a los dueños llegar a la calle, estacionarse e ir a un local o puesto de comida, el tiempo necesario para que puedan arrancar retrovisores, calaveras y hasta baterías.

“He visto cómo andan chavos en bicis viendo qué carros están estacionados, a ver cuál está mejor o más nuevo, cuando ven que no está el dueño pasan en friega y dan el cristalazo, arrancan el retrovisor y se echan a correr a la 46”, apuntó al tiempo de afirmar que ha visto cómo en esa calle venden las autopartes que les han robado a él y a sus vecinos.

Ante ello, algunos han preferido tomar soluciones caseras como adaptar espejos de sus casas como retrovisores o poner rejillas con candado a la batería para que no se la lleven.

“Hace ocho días se robaron los faros delanteros del carro de uno de la colonia, en la 46, entre la 7 Norte y la Defensores. Por lo regular son personas que no son de aquí”, reconoció Enrique, quien tiene su local sobre la 7 Norte y lleva más de 10 años de vivir ahí.

Tanto para él como para Agustín —quien ha vivido 66 años en la colonia —, el problema del robo de autopartes tiene cerca de 30 años, los mismos que tiene la calle 46 de ser fundada como corredor de autopartes. Pero para ellos el problema no está en los asaltantes, sino en las patrullas y policías que no hacen algo para ayudar.

“¿De qué sirve que detengamos a los rateros si se los dejamos a los policías y los dejan libres? El problema son ellos que están coludidos con los malandrines y nosotros somos los que tenemos que pagar”, refirió Agustín.

“A como se ven las cosas, la opción es agarrarte a uno y quebrártelo. Yo no lo he hecho, pero dan ganas”, agregó Pedro mientras termina de asegurar la batería de su camioneta para evitar un sexto robo de la misma.

Vendedores aseguran que los ladrones llegan de otros estados a delinquir a la zona, como Tabasco o Veracruz. / ARCHIVO

Ladrones foráneos

“¿Qué estás buscando amigo? ¿Espejos, calaveras, defensa, polarizado? Tú nomás pregunta y nosotros te lo checamos”, estas y otras frases se escuchan al ingresar a la 46, zona marcada como punto de venta de autopartes robadas.

De acuerdo con Alejandro Velázquez, un joven de 28 años que ha trabajado en esa calle por siete años, el problema del robo no viene de ellos. Su negocio es la “compra y venta de autopartes, nada más”, asegura.

Si tuviera que señalar responsables, el comerciante no apuntaría a nadie de la 46, o de la Santa María, o de la ciudad, o del estado. Para él los culpables son sujetos de otras entidades como Tabasco o Veracruz.

“Puedes identificar que son de otros estados porque vienen todos mugrosos una vez y ya no regresan. Ellos son los que nos ofrecen las piezas, muchas veces ni preguntamos si son robadas o no, ya lo sabemos, pero ellos no te van a decir que se lo robaron”, indicó.

Al respecto, Benito Sánchez, vendedor de llantas, reveló que ellos mismos son víctimas de los hurtos en la zona, ya que desde que llegó a trabajar ahí, hace seis meses, le robaron los retrovisores a su coche.

"Por semana en esta calle se ven dos o tres robos de autopartes, pon tú que al mes sean como diez, y eso que estamos hablando a nivel colonia, si hablamos a nivel ciudad no alcanzamos a contarlos", añadió Luis Alberto, quien ha laborado en la zona por seis años en un negocio que ha vendido piezas importadas y de aseguradoras por cerca de 30 años.

Los asaltos se han vuelto un dolor de cabeza para los comerciantes que se han organizado para detener a los delincuentes y cuidarse entre ellos.

"Hace dos meses agarramos a un morro como de 25 años que se quería robar unos espejos, le metimos su cachetiza para que lo pensara dos veces. Es como en todos lados, si tienes un centro de trabajo decente y seguro la gente viene más seguido", dijo Luis Alberto.

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