La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia

Dos imágenes.
En la primera aparece Marilyn Monroe enfundada en un jumpsuit, echada en el esplendor del pasto, con un libro en la mano. El libro está, para el momento que es captada la foto, en sus últimas páginas. ¿Qué libro es? No es un libro cualquiera. No es un libro que cualquiera pueda leer. Es ni más ni menos que la novela más importante del siglo pasado. Es el Ulises de James Joyce. El mismo que fue corregido y supervisado por Ezra Pound.
Si es verdad que Marilyn leyó tooodo el Ulises, podemos suponer que lo que en ese instante estaba sintetizando su cerebro es lo siguiente:
a) Las notas.
b) (…) Sí y todas las extrañas callejuelas y las casas rosadas y azules y amarillas y los jardines de rosas y de jazmines y de geranios y de cactus y Gibraltar cuando yo era chica y donde yo era una flor de la Montaña sí cuando me puse la rosa en el cabello como hacían las chicas andaluzas o me pondré una roja sí y como me besó bajo la muralla mora y yo pensé bueno tanto da él como otro y después le pedí con los ojos que me lo preguntara otra vez y después el me preguntó si yo quería sí para que dijera sí mi flor de la montaña y yo primero lo rodeé con mis brazos sí y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis senos todo perfume sí y su corazón golpeaba como loco y sí yo dije quiero sí.
Es bien sabido por todos que la “Monroe” no sabía actuar cuando empezó a “actuar”, pero que luego, gracias a Lee Strasberg, aprendió y aprendió bien.
Así pues, antes que otra cosa, Monroe era (ahí nomás) la mujer más guapa del planeta (aunque particularmente me parecía mucho más bella Ava Gardner).
Sería un “must” que efectivamente haya sido una gran lectora, pero eso es algo que en realidad sólo supo ella (por los guiños literarios que incluyó en sus diarios) y quizás Arthur Miller, que fue quien, literalmente, pulió ese diamante en bruto. Él y su amigo Truman Capote.
Pero también cabe la posibilidad de que esta imagen haya sido tomada arbitrariamente por algún fotógrafo visionario para darle un toque de intelectualidad a la rubia.
¿Y qué si no estaba leyendo Ulises? Ella era Marilyn Monroe y no necesitaba más que serlo y con eso bastaba. Y bastó. Si no pregúntenle a los hermanitos Kennedy. O no, porque ambos estiraron la pata poco tiempo después que ella.
Segunda imagen: el reguetonero Maluma aparentemente tiene en las manos un libro de Camus. Y digo aparentemente porque a todas luces se nota que la foto que utilizó el INBA para promover la lectura entre los huevones de sus becarios, es un montaje.
Lo más seguro es que en la foto original, Maluma haya sostenido en la mano una chela o unas bragas femeninas, pero nunca jamás “El extranjero”.
Si escuchamos sus letras, su dicción y su precario vocabulario, podemos concluir que Maluma no ha leído jamás ni un libro para dummies ni los manuales esperpénticos de Rius.
Guardando proporciones (porque el espíritu de nuestra época no pare Marilyn’s sino Maluma’s) la imagen sirve pa lo mismo: para promover el hábito de la lectura.
¿Es de buen o de mal gusto? ¡Allá que los árbitros estéticos de siempre se hagan bolas y se peleen en Twitter!
En los dos casos, son figuras sumamente populares haciendo algo impopular: leer.
Lo de Marilyn fue con su venia, bien posado y proyectado para llegar al grupo snob al que pertenecía. Mientras, lo de Maluma es un recurso DESESPERADO por parte de las autoridades culturales para que la banda salvaje y rejega se ponga a leer y desquite el dinero que maman del erario.
Así que no hay que ser puritanos, ya que Maluma se ve tan bien NO leyendo a Camus, como Marilyn Monroe se veía igual de bien NO leyendo a Joyce.
