La Loca de la Familia

Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia

 

Bernie Madoff es uno de los mayores defraudadores de la historia.

El judío más famoso de Park Avenue que fue gurú de un sistema piramidal de inversiones, vive en una cárcel desde el año 2008, cuando sus hijos lo entregaron al darse cuenta que no sólo sus negocios, sino su vida entera, había sido siempre una vulgar mentira rodeada de lujos nada vulgares.

Las víctimas de Madoff pasaron de ser gente modesta a millonarios, y muchos terminaron suicidándose o viviendo en la calle en cuanto se enteraron que sus respectivas fortunas se habían desvanecido, o mejor dicho, nunca existieron.

Para explicarlo de una manera coloquial, Madoff jineteaba el dinero de sus clientes, y de esto nada sabía su familia, esposa e hijos, que gozaron durante décadas de un tren de vida lleno de glamour: fiestas, yates, mansiones playeras, colecciones de autos, departamentos en Londres y Park Avenue.

Pero no hay mentira que dure 100 años ni hijos soberbios que la aguanten. Así pues, el bróker más famoso de Wall Street terminó vistiendo un traje de popelina anaranjado en lugar de trajes Brioni. Pasará 150 años tras la rejas, según la sentencia que le dictó un juez.

Si es que existe la reencarnación, Bernie regresará al mundo para seguir purgando la condena por querer pasarse de listo con los dineros ajenos.

La justicia gringa funciona, o como dice el propio Madoff, encontró a su víctima ideal para tapar sus propias carencias.

¿Qué hubiera sido de las víctimas si no hubieran conseguido ver hundido en la cárcel a quien los arruinó?

No es un gran consuelo, pero al menos sirve de algo el así llamado “aparato” judicial.

Eso no pasa en México.

Si Bernie Madoff fuera mexicano ya hubiera salido del bote con una fianza. Hubiera comprado a los jueces o negociado con gente de la procuraduría para montar un performance que apaciguara la ira de las víctimas y en un par de años gozaría impunemente de la libertad y el dinero.

Si Madoff fuera mexicano, sus hijos no hubieran muerto (uno se suicidó y al otro lo acabó un cáncer). Tampoco se hubiera quedado sin esposa, y con el tiempo volvería a figurar en las revistas de corazón locales como un empresario exitoso o quizás como político.

Hablo de Madoff al mismo tiempo que leo las últimas noticias sobre Javier Duarte, quien llegó ayer a nuestro país y que hoy un juez anuló dos de sus órdenes de aprehensión.

Guardando proporciones (Madoff robó BILLONES y Duarte MILLONES), si Duarte fuera gringo y hubiera hecho sus latrocinios en New York, no correría con la misma suerte que está corriendo hoy.

Gracias a que el sistema penal ha relajado sus criterios, el ex gobernador de Veracruz podría reír al último y reír mejor, dejando en la lona el ánimo de sus respectivas víctimas.

Con la demanda de divorcio que le metió su esposa desde Francia, podría resguardar la mitad de lo que se robó argumentando (legalmente) que es su patrimonio familiar. Con lo que crecerán y se desarrollarán los niños Duarte-Macías (qué ternura).

No nos sorprenda que en el tránsito del proceso, el señor de la verbal continencia no sólo conserve la abundancia decretada por su esposa, sino que sea exonerado por la ineficacia y las corruptelas de las autoridades pertinentes.

No cabe duda que mientras las leyes sigan protegiendo a los delincuentes, seguiremos siendo un país bananero… y pobre.

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