Ignacio Alarcón, presidente de Canirac, dio a conocer que se han registrado hasta 25 casos al mes, en distintos restaurantes de la ciudad que cuentan con botón de alertamiento temprano
Por Denisse Meza
Los robos están a la orden. Ahora se han registrado 25 casos al mes, aproximadamente uno por día, en distintos restaurantes de la ciudad que cuentan con botón de alertamiento temprano, dio a conocer el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), Ignacio Alarcón Rodríguez Pacheco.
Los amantes de lo ajeno ahora son más discretos al delinquir, pues ingresan a los restaurantes como clientes, observan a los comensales: su presa perfecta son los distraídos, quienes no notan que en segundos son despojados de su dinero u otros objetos de valor.
La mecánica del robo se ha identificado a través del sistema de circuito cerrado con el que cuentan los restaurantes: eso ha servido a las autoridades para desarticular bandas de delincuentes que eligen negocios del Centro Histórico y la zona de Angelópolis principalmente. Pero ¿qué pasa con los que no cuentan con este sistema?
A continuación, tres testimonios de algunos restauranteros quienes juegan con la suerte día con día.
Aquí mandan los cadeneros: Omar Barreiro
“En cemitas La Colosal, gracias a Dios no hemos sufrido de asaltos en los 49 años que llevamos en este lugar; nosotros, lo único que hemos visto son robos a jóvenes que esperan el autobús en la 13 Norte pero ni mis compañeros, ni mis clientes hemos estado en riesgo.
“No sé si sea por los años que llevamos en esta calle, pero nos respetan: por lo regular, en esta zona (de la 2 Poniente) operan los cadeneros, los típicos ladrones que te jalan todo lo que sea joyería; otros observan a los jóvenes que llevan en la mano sus celulares y se los arrebatan, al igual que las bolsas o mochilas”.

A mí me robaron 100 mil pesos: Abel Flores
Pasos adelante de La Colosal, con dirección a la 3 Norte, se encuentra Servilunch Lupita, que no ha corrido con la misma suerte, ya que en 2013, cuando recién abrieron, fueron asaltados a mano armada por dos sujetos que se hicieron pasar por clientes.
“Los tipos se me acercaron mientras abría la cortina del negocio, querían comprar un refresco, pero me empujaron hasta adentro y ahí uno sacó una pistola, mientras el otro se encargó de quitarme las llaves de mi camioneta donde dejé 100 mil pesos que me pagaron de una tanda”.

Gracias al incidente y al incremento de la delincuencia en esas calles ahora abren de ocho de la mañana a cinco de la tarde para evitar que otros ladrones intenten despojarnos de las ganancias, dice Abel.


Mi Ciudad tampoco se salva: Giovanni Sánchez
En la avenida Juárez, en el número 2507, el restaurante Mi Ciudad también recibió la visita de los amantes de lo ajeno, quienes no sólo robaron una vez, lo hicieron otras cinco ocasiones fingiendo ser comensales.
“Pensamos que eran clientes, ellos entraron y ordenaron una naranjada y un refresco; notaron que en los percheros había bolsas, las acercaron un poco, metieron la mano en ellas y se llevaron las carteras, luego se metieron al baño y uno por uno salió del lugar. Nos pudimos dar cuenta por las cintas de la cámara de seguridad y afortunadamente no regresaron”.

Aunque ellos están afiliados a la Canirac no cuentan con el botón de alertamiento temprano, lo que utilizan es el monitoreo telefónico con otros negocios como La Silla y La Estancia para avisarse sobre delitos recientes o gente sospechosa, lo cual les ha servido para mantener la seguridad de sus clientes.
