El Peje y lo que debe de soportar
Nunca antes había sido tan precisa la lideresa de la bancada del PRI en el Congreso local, Silvia Tanús Osorio: “Morena se está llevando a los que nadie quiere”. Y lo peor, agregaríamos, es que esas incorporaciones tienen una larga cola que les pisen. Ahí tienen a los monrealistas, representados por José Juan Espinosa; a los ex priistas, vía Alejandro Armenta, un auténtico chivo en cristalería. Haciendo un análisis serio, lo que los refuerzos han aportado hasta la fecha a Morena han sido escándalos, sospechas de corrupción y la percepción de que AMLO hará lo que sea por ganar, lo cual lo convierte en un político más del montón. ¿Será?
La suerte de Lastiri
A la caricatura de aspirante a candidato del PRI a la gubernatura en 2018, Juan Carlos Lastiri Quirós, le han plantado cara de nueva cuenta. Su movimiento para exigir consulta a la base no tiene ningún peso en la cúpula del poder priista y, peor aún, ya le mandaron a decir que es una ficha para lo que se necesite. En los últimos días, incluso, se ha sugerido que podría ser el abanderado del tricolor, lo cual sólo beneficiará al morenogalismo, el cual está destrozando la estructura del Revolucionario Institucional en la entidad poblana. ¿Será?
El factor Mario Marín
Mario Marín Torres sigue empecinado en convertirse en candidato a senador en 2018 por la vía plurinominal pese a que ya le dijeron que no. Aunque muchos desprecian la ascendencia del marinismo al interior de su partido, lo real es que forma parte de un grupo a nivel nacional de resentidos, enojados, marginados y apestados del peñanietismo. A Marín se le podrán endilgar muchas cosas, pero lo cierto es que en las elecciones ha sido institucional. Pero 2018 será muy diferente. El ex gobernador sabe que se juega también su propio futuro, por eso está dispuesto a jugar la carta que sea necesaria. ¿Será?
La chiquillada y su futuro
En Puebla hay dos partidos políticos locales: Compromiso por Puebla y Partido Social de Integración. Ambos estuvieron en riesgo de perder su registro, pero al final lograron salvarlo sin salir raspados. No dude que para la elección de 2018 ambos vayan de nueva cuenta en una megacoalición del morenogalismo. Lo interesante es que en el Congreso local se discute una iniciativa para que los convenios de coalición (que ahora se llaman asociaciones electorales) y alianzas sean los propios partidos los que definan el porcentaje de votación que se les asignará, lo cual evitaría que pierdan su registro como instituto. ¿Será?
