En la avenida 5 de mayo, esquina con la 4, 6 y 8 poniente comercializan sus productos retando a la iniciativa del ayuntamiento

 

Por Osvaldo Valencia

Afuera del Corredor Comercial de la 12 Poniente-Oriente hay un sector de vendedores ambulantes que retan a sus compañeros de profesión y torean a la autoridad.

Se ubican en las esquinas de las calles 4,6 y 8 Poniente y a la entrada de plaza La Victoria. Algunos escondidos entre los autos y otros mezclados en el pasar de la gente.

Es a las seis de la tarde cuando este grupo de informales toma las calles de la avenida 5 de Mayo y torean a los agentes de seguridad municipal y sus rondines.

Es su forma de rechazar el Corredor Comercial Temporal. De retar a quienes crearon el programa. “No conocen la realidad del trabajo ambulante”, afirma el líder de Ambulantes Libres del Centro Histórico.

Juan, quien pide se oculte su identidad, se para en la esquina de la 6 Poniente. Ve cómo pasan los Policías Municipales sobre la 5 de Mayo, vigila por donde hacen sus rondines, se esconde de ellos  para que no lo vean comercializando afuera del proyecto del Ayuntamiento.

Una vez que empieza a caer la noche y se percatan de la ausencia de los elementos policiales en la zona, comienzan a mover sus puestos hacia la 5 de Mayo, tanto ellos como los informales que integran el Corredor Comercial, que en su mayoría pertenecen a la asociación Antorcha Campesina.

En el día, las ventas de Ambulantes Libres del Centro Histórico van mejor que los que entraron al programa municipal. Mientras uno de la 12 Poniente vende 200 pesos en bisutería, alguien que labora en las calles más cercanas al Zócalo capitalino obtiene hasta 600 pesos “en un buen día”, 400 “en uno regular”.

“Todos hacemos eso porque la mejor venta está en la 5 (de Mayo). Los que están en el Corredor lo saben y por eso nos siguen”, asegura Juan, quien por 40 años se ha dedicado al ambulantaje.

Y aunque la iniciativa del gobierno municipal busca quitar el comercio ilegal en la avenida principal del centro la ciudad, después de las 18:00 horas es controlada por la informalidad.

“Ellos no saben lo que es la pobreza, no saben lo que es hacer lo que sea con tal de tener algo que comer”, dice Juan, quien considera que el Corredor Comercial no funcionará.

Augura que no lo hará porque sólo fue un proyecto para satisfacer a la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), quienes, a su parecer, presionaron al Ayuntamiento para apartar a los vendedores informales de las calles.

“A ellos (los locatarios) no les interesa cómo nos va a nosotros, sólo quieren sus ganancias, por eso pidieron que nos quitaran, pero no pasará”, asegura Juan, mientras atiende oculto tras un auto.

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