La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
Ahora que estoy rodeada de millennials, he escuchado recurrentemente el uso del “demasiado”. Y si nos vamos a la definición de “demasiado” que viene en la RAE, puedo aseverar que he escuchado demasiado el “demasiado”.
Empecemos por definir demasiado:
Demasiado -da. 1. Como adjetivo significa 'que excede de lo necesario o conveniente.
Pero éste no es solo un mal de chamacos caguengues sin lenguaje. El uso del “demasiado” se ha contagiado a los adultos. ¿Cuántas veces no he leído en Twitter o en Facebook el aberrante “Te amo demasiado”?. Y no lo he leído sólo en el muro de mi hija y de sus amiguitos. No. Me lo he topado en muros de gente mayor de 30.
Hace unos días leí una entrevista que le hicieron a Susana Zabaleta y ahí me encontré con el ejemplo del contagio. No sé bien en qué contexto lo utilizaba, pero dijo “Lo amo demasiado”.
En mis tiempos de temprana juventud se decía “Es que lo amo” o “Te amo” o “Ámame”. Cosas similares. Finalmente, en los primeros meses del noviazgo uno siempre jura que ama a la persona, aunque ni la ame y sea un asunto de afecto o de llana calentura. No recuerdo que ni mis amigas más cursis dijeran “Te amo demasiado”. La primera vez que escuché esta aberración fue hace como seis años y lo escuché de pasada mientras me transportaba en una pesera donde venían algunas preparatorianas. En cuanto oí la expresión, de inmediato me brincó porque me pareció espantosa.
Por eso es siempre necesario conocer el significado literal de las palabras. ¡Ah!, porque el “literal” también lo usan mal los millennials. A cualquier frase churra le anteponen un “literal”. Una cosa, literalmente, lamentable. Por eso y por muchas razones más no creo en la educación que se imparte en las escuelas. ¿Qué carajos enseñan los maestros de español entonces?
Cada día me convenzo más que esta generación, es decir, los millennials, es una generación perdida. Completamente, no demasiado.
Ayer que escuché decir a mi hija “es que fulano me ama demasiado”, inmediatamente la senté y le expliqué, no de la manera más tersa, porqué esa frase está mal aplicada y en vez de ser un elogio es una afrenta.
Que alguien te ame demasiado, le dije, no conviene, ya que ese supuesto amor es excesivo, va más allá de las posibilidades. El “demasiado” es hermano gemelo del innecesario. Alguien que te ame “demasiado” está al borde del aborrecimiento. El “demasiado” empalaga. Ir “demasiado” lejos, puede llevarte a perder. Comer “demasiada” manteca, te aventura a la gordura. Ver “demasiada” televisión, enajena.
Mejor ama y que te amen, así, a secas. Huye del que te ame demasiado, pues está a punto del delirio y aparte es un pinche analfabeta.
Aguas.
