La respuesta del clero por la invalidación de la SCJN del artículo 300 del Código Civil del estado, el cual establecía que el matrimonio sólo puede llevarse a cabo entre hombre y mujer

Por Denisse Meza 

Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, no duda en poner un alto a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), sobre las uniones legales de personas del mismo sexo. Y, desde un inmueble con más de 400 años de antigüedad los reta: la Iglesia católica no cambiará su doctrina de la familia que data de hace más de 20 siglos.

No para y aprovecha para enmendarles la plana: es más importante darle prioridad a temas de seguridad pública, como el Nuevo Sistema de Justicia Penal (Acusatorio), que es más importante ante temas como los de las parejas del mismo sexo.

El 1 de agosto, la SCJN invalidó por unanimidad el artículo 300 del Código Civil del Estado de Puebla, el cual establecía que el matrimonio sólo podía llevarse a cabo entre hombre y mujer, además de anular el artículo 294 de la misma ley, que señalaba como fin del matrimonio “el perpetuar la especie”.

Anterior a la acción de inconstitucionaliad detectada por la Corte, las parejas gay sólo podían consolidar su unión legal por la vía de un amparo.

El arzobispo Sánchez Espinosa sentenció que las parejas del mismo sexo saben que la Iglesia tiene su doctrina, tiene su evangelio y no cambiará.

La Iglesia –sostuvo– predicará  con el evangelio de la vida, de la familia formada por padre, madre, los hijos y los hermanos. “A mí me extraña, como a mucha gente, que la Suprema Corte legisle cuando en los estados quienes legislan son los Congresos locales”.

Más aún, indicó que en México “hay problemas más delicados que atender como la inseguridad”.

“Yo creo que los Congresos y la Suprema Corte deben ver este tipo de situaciones (cómo atacar la inseguridad), pues todos debemos vivir en paz”, aseveró el prelado.

Por su parte, el Congreso del estado a través del presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Jorge Aguilar Chedraui, advirtió que todavía no reformarán el Código Civil a menos que el resolutivo emitido por los magistrados lo indique, aunque los matrimonios podrán llevarse a cabo una vez que sean notificados los poderes Legislativo y Ejecutivo.

La disputa

La polémica inició hace un año, después de que el presidente Enrique Peña Nieto firmara una iniciativa para modificar el artículo 4 de la Constitución, la cual pretendía reconocer como “un derecho humano que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación alguna” y así consolidar el criterio emitido en 2015 por la Suprema Corte de Justicia que discurrió inconstitucionales las leyes estatales que prohibían el matrimonio homosexual.

Las reacciones de los grupos más conservadores no se hicieron esperar. El 10 de septiembre de 2016, entre pancartas y consignas a favor del respeto a los hogares conformados por padres, madres e hijos, el arzobispo Sánchez Espinosa encabezó la llamada Marcha por la Familia junto a cinco mil personas, quienes defendieron su derecho a la libre expresión sin discriminación.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) emitió un comunicado para respaldar la propuesta del presidente Peña Nieto que avalaba el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que adopten menores.

Pero la Iglesia católica mexicana arremetió y exigióexigir que se impidiera la adopción de menores de edad por parejas del mismo sexo.

De acuerdo con un estudio del Departamento de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco, en Puebla hay, al menos, ocho mil 655 hogares dirigidos por parejas homosexuales.

No sólo eso: en seis de cada 10 de esos hogares las parejas viven con hijos propios menores de edad, según la investigación Hogares, encabezados por personas del mismo sexo en México, que toma como base la Encuesta Intercensal 2015 del Inegi.

La entidad sólo es superada por el Estado de México (30 mil 782 hogares), la Ciudad de México (18 mil 199), Jalisco (13 mil 54) y Veracruz (11 mil 830).

Los investigadores opinan

Sin embargo, en opinión de académicos de diferentes universidades en la entidad, la ofensiva que ha tomado la Iglesia católica y sus sedes, como la Arquidiócesis de Puebla, frente a la iniciativa con la que el presidente Enrique Peña busca el reconocimiento de lasbodas gay en el país, no parte de una lucha política ante el Estado, pero, en su resistencia, el clero está dispuesto a mostrar el poder que aún conserva.

La afrenta que encabeza hoy el clero no es, como ocurrió desde la promulgación de las Leyes de Reforma y el Maximato, una revuelta que la reivindique como la “Sociedad Perfecta” máxima sobre el Estado, apunta el investigador Nicolás Dávila Peralta, autor de Entre la fe y el poder. Los caminos de la Iglesia católica en México.

“Es, más bien, parte de su doctrina teológica y moral”, señala el escritor que ha narrado cómo la Iglesia instauró al catolicismo como la religión del Estado y cómo, años más tarde, con Benito Juárez y Plutarco Elías Calles, adoptó una postura de oposición frontal, sin miramientos, frente al mismo Estado.

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