
La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Si es cierto que el candidato de MORENA a Casa Puebla será el mejor posicionado en una encuesta mandada a hacer ex profeso, es claro que la puja sólo será entre dos personajes: el senador Miguel Barbosa y el diputado Alejandro Armenta.
¿Quiénes no tienen nada que hacer en esta historia?
El diputado Rodrigo Abdala de Bartlett, el alcalde José Juan Espinosa —quien al interior de MORENA es conocido como el “pillastre”— y el nini Fernando Manzanilla.
Abdala de Bartlett no ha logrado crecer pese a que se promociona en todos lados.
La sombra de su padrino, tutor y tío —Manuel Bartlett— lejos de ayudarlo lo ha perjudicado.
No podía ser de otra manera.
Y es que Bartlett sólo tiene una virtud: su cercanía con López Obrador.
El dueño de MORENA ve al senador como a un jarrón chino en un departamento pequeño: “todo mundo sabe que son valiosos, pero están todo el tiempo estorbando”.
Felipe González, ex presidente del gobierno español, es el autor de la frase que retrata perfectamente a Bartlett, quién es querido, aunque de lejos.
Ahí donde no estorbe.
Y estorba mucho.
Todo eso no ayuda a Rodrigo Abdala de Bartlett.
Al contrario: le resta puntos.
Y si a eso le sumamos que no ha sabido crecer como diputado federal, todo está dicho.
El “pillastre” José Juan Espinosa es todo un caso.
Al pleito doméstico que se trae con Gabriel Biestro —o Diestro o Siniestro—, dirigente estatal de MORENA en Puebla, le suma su pésima fama pública.
En las reuniones que mantienen en corto los dirigentes se suelen referir a él como “el pillastre”.
La palabra corrupción la ligan inevitablemente a él.
Y eso lo hacen ante el propio López Obrador.
Cuando alguien habla del “pillastre” todos sueltan la carcajada.
Con esas credenciales difícilmente podrá aspirar a la gubernatura.
Otro que no ata ni desata es Fernando Manzanilla, cuyo único mérito ha sido ser el “segundo” de Rafael Moreno Valle.
Vea el hipócrita lector:
Llegó a Puebla cargándole la laptop a Moreno Valle en el contexto de la campaña a la gubernatura de Melquiades Morales.
Una vez en Casa Puebla, don Melquiades dejó que Moreno Valle, ya convertido en secretario de Finanzas, pusiera al subsecretario de Egresos.
La decisión recayó en nuestro personaje.
Durante la precampaña de 2004, Manzanilla siguió cargándole el portafolios a Moreno Valle, quien estuvo a punto de superar a Mario Marín en las encuestas.
Cuando éstos se pusieron de acuerdo en ir contra Germán Sierra —otro de los precandidatos—, Moreno Valle envió a Manzanilla a tratar con Javier López Zavala: el hombre de confianza de Marín.
Manzanilla siguió siendo el número 2 cuando vino como coordinador campaña de su eterno jefe en 2010.
Y una vez en el poder, el gobernador Moreno Valle lo mandó a la Secretaría General de Gobierno.
Siempre a la sombra de su jefe y creador, Manzanilla se convirtió en su cuñado al casarse con Gabriela Moreno Valle, presidenta de una Fundación para ayudar a las víctimas de la Trata de Personas, a quienes Fernando conoce a la perfección.
Con esa trayectoria el Duque de Alba de por aquí cerquita no tiene nada que hacer.
Cuando menos en el tema de la gubernatura.
Los que sí pueden y quieren son el senador Barbosa y el diputado Armenta.
De ellos hablaré mañana en este espacio.
El Zar Anticorrupción de San Andrés
Adivine el lector quién es el autor de estas declaraciones:
“En el municipio de San Andrés Cholula habría corrupción porque los funcionarios públicos ven todo como negocio”.
“Tengo aceptación de la gente porque soy honesto y comprometido”.
“Para evitar la corrupción hay que transparentar los procesos y no alargarlos”.
El creador de este pensamiento tan complejo en contra de la corrupción es el célebre “Chicharito”, también conocido por su apodo: “Alejandro Martínez Mozo”.
Sí.
El mozo de espadas de Gustavo Garmendia Palomino.
Gustavito.
Estas frases las ha venido diciendo porque insiste en que es la mejor carta de MORENA para ser el candidato a alcalde en San Andrés Cholula.
¿Y su Casino de qué lo quiere?
Osorio Chong, Nuvia Mayorga y los Dineros de Odebrecht
En su leída columna “Serpientes y Escaleras”, Salvador García Soto cerró su entrega de ayer en El Universal con unas líneas perturbadoras: “En aquellos comentarios de (Emilio) Lozoya Austin a sus amigos, donde el ex director de Pemex decía no haber recibido ‘ni un centavo’ del dinero de Odebrecht, daba un nombre de quien, según él, había recibido al final esos recursos: Nuvia Mayorga, secretaria de Finanzas del CEN del PRI en 2012 durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. ¿Hasta dónde llegaron entonces los sobornos de Odebrecht en México y quiénes se beneficiaron de esos millones de dólares ilegales? ¿Lo sabremos algún día?”.
El nombre de Nuvia Mayorga, actual comisionada de los Pueblos Indígenas, ha estado ligado siempre al de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien, según el portal del columnista Raymundo Riva Palacio, ha metido varias veces las manos por ella: “Buena la hizo Nuvia Mayorga este martes, en el informe que rindió el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, sobre la Reforma Educativa. “Doña Nuvia, que no dio el ancho como presidente de la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados, fue rescatada por su muy cercano amigo, de quien ha sido colaboradora por años, Miguel Ángel Osorio Chong, quien la hizo responsable de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. En calidad de titular de ese órgano se subió al presídium, pero dicen los que saben, como no le gustó el lugar donde la habían colocado, decidió cambiarse a donde la pudiera ver mejor el respetable. ¿Y a quién le robó el lugar? Pues a José Narro, rector de la UNAM, el más importante representante académico en el evento, que optó por no reclamar tan singular oportunismo”.
Estas líneas fueron publicadas en Eje Central el 9 de marzo de 2015, pero hoy son más reveladoras que nunca.
