Encrucijada
Por: Luis Antonio Godina / [email protected]
Cuando se lee sobre política en México es común leer descalificaciones, ataques, hacia quienes no tienen mayoría en redes sociales o medios de comunicación.
Hoy es muy fácil encontrar notas falsas sobre políticos y partidos que buscan minar a sus simpatizantes y crear negativos que serán medidos en las encuestas.
Por eso, se hace necesario que todos aquellos que participamos de las actividades políticas asumamos un papel ético frente a la sociedad. Este papel debe ser, simplemente, el de responder a los ciudadanos por los actos realizados.
Es decir, si un político financia una guerra sucia, debe responder por ella; si un partido decide crear páginas web y perfiles en redes sociales falsos, debe asumir su responsabilidad.
México merece una política alejada de adjetivos y cercana a comportamientos éticos, en donde la palabra valga y se recupere el orgullo de asumir puestos públicos.
Por ello, el PRI aprobó normas internas que responden a una pregunta: “¿Cómo construimos la nueva relación del Partido con el poder y con la ciudadanía, bajo principios de honestidad, transparencia y rendición de cuentas?”.
En el documento aprobado en la pasada Asamblea Nacional del PRI se establece: “siendo nuestro instituto político un ente de interés público, cuya finalidad es promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y hacer posible el acceso de las y los ciudadanos al ejercicio del poder; resulta indispensable para alcanzar tales propósitos la implementación de mecanismos para prevenir y abatir la corrupción al interior, garantizando que la ética no esté desligada de la práctica; en suma, se trata de generar las condiciones que hagan efectivo el Código de Ética Partidaria como herramienta de consecución de tan altas metas”.
Y es que la relación del PRI con la sociedad debe estar basada en transparencia, rendición de cuentas y ética.
Hoy el PRI tiene “un marco de principios y obligaciones éticas para la militancia priista, haciendo énfasis en el respeto a la Constitución y a las leyes que de ella emanan; así como en los conceptos de rendición de cuentas de las y los militantes con el Partido y con la sociedad, subrayando los valores de lealtad, honestidad, responsabilidad, imparcialidad, transparencia, rendición de cuentas y congruencia que deben prevalecer en toda conducta practicada por quienes integren nuestro Partido”.
El PRI, pues, avanza hacia una relación con la sociedad basada en la ética, la honestidad y la transparencia.
Así se empieza a construir el futuro.
