Texto y fotos: Ángel Flores / Agencia Es Imagen  

Hace 30 años, José Luis Mateos se acercó a la fotografía como chalán; sus manos eran la herramienta para cargar, lavar y arrastrar. 

Hoy continúa en el ofició que lo atrapó, aunque los años se llevaron a la generación de la fotografía análoga. 

Treinta años a la distancia, en el menos concurrido negocio que ocupa la plancha del Paseo Bravo, José Luis porta su Canon digital y una impresora portátil; ahí sigue fabricando recuerdos. 

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