Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos o un retrato de la sociedad que somos, pues no supimos ser de otra forma

 

Entre Libros

Por Fredo Godínez

La oferta editorial que hay en las librerías de México es variadísima. Una novedad literaria –me comentó, según recuerdo, Nacho Padilla en la extinta Casa del Escritor de Puebla– no rebasa las tres semanas. A eso habrá que sumarle la existencia de ofrecer de Netflix, redes sociales, televisión de paga, trabajos de jornadas laborales inhumanas y demás situaciones económico-sociales; son varios, pues, los factores que influyen para que un libro arden en llegar o nunca lo hagan a manos de un lector. Por todas estas razones, parece osado que una editorial apueste por la publicación de una novela de más de seiscientas páginas; contados son las escritoras y los escritores contemporáne@s que escriben novelas tan extensas. Una de esas escritoras es Gisela Leal.

Gisela Leal se da a conocer en 2011 con: El club de los abandonados; novela polémica por su extensión, pero sumamente valorada por su originalidad, ritmo y sus metáforas. Y también, sin duda por el gran despliegue de cultura pop que contiene dicha novela. Cuatro años después publica su segunda novela: El maravilloso y trágico artes de morir de amor; una segunda entrega donde la extensión, el ritmo y el manejo preciso y original de metáforas se suma a un juego tipográfico para distinguir y darle más fuerza a la voz de cada uno de los personajes de la novela; en dicha obra se confirma nuevamente su gran conocimiento de cultura pop. En este 2017, la autora nacida -en el municipio Cadereyta Jiménez de Nuevo León- en 1987, presenta: Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos.

A lo largo de seiscientas veintinueve páginas, Gisela Leal cuenta la historia de la familia Rivera del Pozo, la cual comienza con el intento de suicidio de Emiliano Rivera del Pozo, hijo menor de la familia. A partir de esta escena, el narrador va llevando al lector –cual Virgilio– a conocer, con precisión de cirujano, el pasado de Luis Leonardo Rivera Domínguez y María Helena del Pozo del Campo, para después atestiguar cómo se conocieron y decidieron unir sus vidas en santo matrimonio, y así posteriormente engendrar a Renato y Emiliano Rivera del Pozo. A modo de radiografía narrativa, el lector conocerá las relaciones que cada personaje va estableciendo consigo mismo y con el mundo, y de la misma forma atestiguará cómo la opulencia, el poder y el brillo social –ya sea por gusto o herencia– van alimentando sus personalidades y se van convirtiendo en sus metas a cumplir. Al mundo se vino a ser rico, admirado, envidiado; parecieran decir tres de sus personajes: Leonardo, María Helena y Renato. Empero, a Emiliano ese mundo de riquezas y ambiciones no le interesan y eso lo ha llevado a vivir sintiéndose un hijo invisible, pues las expectativas que sus padres pusieron en él fueron defraudadas.

Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos invita a una profunda reflexión sobre temas (tristemente) tan comunes, pero tan poco abordados correctamente: la depresión y el suicidio. También es una novela que a uno le recuerda que cada decisión tomada, viene cargada de una herencia socio-cultural que se ignora o desconoce por desidia o miedo. Y ese desconocimiento impide que  uno tenga las herramientas necesarias para ser lo que se desea y no conformarse con lo que le toca ser.

Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos es también una crítica a las clases sociales, a la situación de violencia e inseguridad en México e incluso al canon literario y al arte contemporáneo; pues -en cada uno de estos campos- pareciera estar presente la gran premisa de esta novela: vivimos lamentándonos por todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos. Y ese lamento lo emitimos mientras continuamos extraviados en un infinito laberinto de la soledad.

Gisela Leal por mucho es una de las narradoras mexicanas más interesantes y propositivas que existen, pero que no ha logrado encontrar los lectores que se merece. Una escritora que en sus tres novelas deja constancia de poseer un gran conocimiento de la cultura pop y de saber abordar y manejar, de diversas formas, el subgénero narrativo conocido como novela psicológica.

Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos es una novela que atrapa desde su primer párrafo. Una novela que seguro disfrutará cualquier lector exigente.

____

*Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y o fuimos porque así somos. Gisela Leal. Alfaguara-Penguin Random House: 2017. México.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *