El ocaso de JJ en Morena y lo que viene
El arte de perder no es muy difícil y José Juan Espinosa Torres es el vivo reflejo del germen de la pérdida: sin candidatura al gobierno estatal, al Senado y sin Ricardo Monreal Ávila, su padrino político. El alcalde de San Pedro Cholula ha quedado prácticamente en la orfandad dentro del partido que dirige Andrés Manuel López Obrador. Hay que señalar que fue el Consejo Estatal –es decir, las bases de Morena– quien lo vetó dos veces de cualquier ruta electoral: primero de Casa Puebla y después de un escaño en la Cámara Alta. Tras este último fracaso, el edil dio una entrevista al portal e-consulta donde reconoció que no sabe si permanecerá en Morena, un partido al que llegó apenas en septiembre del año pasado, pero que “pareciera que es propiedad privada”, según dijo después de la evidente derrota sufrida. Su permanencia, en realidad, está basada en lo que defina su padrino político, que es a la vez jefe de la delegación Cuauhtémoc. Al quedar fuera de la contienda por la Ciudad de México, Monreal coquetea con la posibilidad de brincar –otra vez– a Movimiento Ciudadano. La misma ruta que seguirá José Juan si desde la dirigencia nacional no se le suelta algún hueso, aunque todo parece indicar que el regreso es más difícil del que se cree por aquello de los agravios que dejó. ¿Será?
La salida de Lozano
Como lo habíamos adelantado en este espacio, la relación entre el senador con licencia Javier Lozano Alarcón y el vocero del gobierno del estado no estaban nada bien con el morenovallismo. Ayer se confirmó la especie: aunque Alarcón justificó una suerte de interés político en el corto plazo, todo indica que su salida responde a otra cosa: una fotografía que publicó tras un acuerdo con Ricardo Anaya Cortés, tal y como lo reveló el periodista Arturo Luna Silva en el programa radiofónico Tres de Tres y que fue tomada como una traición por la cabeza del grupo. ¿Será?
A resguardo dogerista
Algo sabrá el delegado del IMSS en Puebla, Enrique Doger Guerrero, para que en las últimas semanas haya arreciado su activismo al interior del estado. Las malas lenguas dicen que existe un acuerdo nacional que le beneficia para que sea el candidato a la gubernatura en 2018, pero a cambio le han pedido que guarde mesura, discreción y, sobre todo, no se ande peleando con sus compañeros de partido, mucho menos con Juan Carlos Lastiri Quirós, quien ya sabe que no será el abanderado a menos de que lo manden a perder. ¿Será?
