Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez /@riva_leo

Mucho se ha hablado en torno a las aspiraciones del presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato.

Que si es el plan b para la gubernatura, que si va a buscar la reelección en la alcaldía o que si se va como candidato al Senado de la República, como otra de sus múltiples opciones.

Lo cierto es que Banck no la tiene nada fácil para ser candidato a algún puesto de elección popular. Me explico.

De entrada, el edil capitalino tendría que solicitar licencia a su actual cargo, al cual fue designado por el Congreso en noviembre de 2016.

Este primer paso conlleva, ya de entrada, el principal de los obstáculos que tendrá que sortear el alcalde de Puebla. ¿Cómo explicarle a la gente que ya se va cuando no fue electo para el cargo y acaba de solicitar una línea de crédito por 300 millones de pesos? No suena lógico.

Suponiendo, sin conceder que así sucediera, se desataría una guerra al interior del Cabildo de Puebla, donde su licencia forzosamente tendría que ser discutida y, en su caso, autorizada.

En este escenario, ante la ausencia del presidente municipal, el Congreso local, el cual fue incapaz de operar el tema del crédito a favor de Banck, deberá proceder a nombrar a un segundo alcalde sustituto para el municipio de Puebla, lo cual desataría ahora una guerra al interior de la legislatura.

El tema de la campaña de los enemigos del morenogalismo por supuesto que sería el endeudamiento, los compromisos no cumplidos haber tenido tres presidentes municipales en ese periodo, lo cual tendría un alto costo político para el panismo o los partidos que postulen a Luis, principalmente en la capital, la cual representa 32% del padrón.

Otro problema jurídico que debería sortear el edil capitalino, si es que opta por buscar la reelección al frente del Ayuntamiento de Puebla, es el hecho de la inconstitucionalidad de la medida, como ya lo explicó en una de sus columnas el periodista Rodolfo Ruiz Rodríguez.

Banck sería impugnado de inmediato por las otras fuerzas políticas y perdería, al menos en el pleito, un mes de campaña, lo cual sería funesto para él y para su partido. Los equipos jurídicos tanto del PRI como de Morena se frotan las manos para ver si se atreve el morenogalismo a intentarlo, sobre todo ahora que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha comenzado a fallar en contra del ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, quien ya ha sumado algunos reveces jurídicos.

Este es, pues, el largo, tortuoso y complejo camino que enfrenta el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, en sus aspiraciones a algún puesto de elección popular.

Banck es sin duda un funcionario brillante, pero su circunstancia al parecer no le favorece en este momento, donde su posible postulación se presenta difícil y hasta peligrosa.

 

LA LLAMADA

Hace unos días, un personaje muy cercano al secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, tomó el teléfono y contactó a un operador electoral muy conocido en Puebla.

El personaje en cuestión era el director de Bansefi y ex secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, amigo desde la infancia de Toño Meade y quien le dio su primer trabajo al cuasi candidato del PRI a la Presidencia de la República.

Andrade, quien conoce bien Puebla, porque trabajó con el morenovallismo haciendo la famosa reforma electoral que dio origen a la minigubernatura, a las candidaturas comunes y a las presidencias municipales de cuatro años y ocho meses, preguntó al operador poblano por un personaje. Enrique Doger Guerrero.

Está más que dicho que el ex rector de la BUAP tiene prácticamente la candidatura de su partido, el PRI, en la bolsa y de que la certidumbre que él demandó al gobierno federal de que no habrá pacto con el morenovallismo para 2018 ya llegó luego de la publicación realizada por el periódico Reforma donde se liga al ex gobernador Moreno Valle con Othón Muñoz alias El Cachetes, detenido por la Marina Armada de México por acopio de armas, pero se dice también, por estar vinculado al robo de combustible en Puebla.

El que tenga oídos para oír, que oiga.

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