La Loca de la Familia 

Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia 

 

En estos años que he estado mucho más al pendiente de la vida política, y sobre todo de las actitudes de los actores políticos del país, he confirmado muchas cosas, pero dos de las más importantes son: 1) lo que te choca, te checa. 2) Los perdedores nunca aceptan que perdieron.

En el primer caso, tenemos un clarísimo ejemplo: Ricardo Anaya es casi todo lo que odia de Andrés Manuel López Obrador. Es necio, obsesivo, recalcitrante y cómico a la vez. Aunque la comicidad de AMLO es adrede. Tiene asesores que bien podrían haber escrito guiones para los Polivoces, pero al final de cuentas logran su cometido: llegarle al pueblo sediento de sangre. No así, Anaya, que es un cómico involuntario.

El dirigente del PAN cree que es muy diferente a su archienemigo, cuando no lo es tanto. Empezando porque AMLO es un ultraconservador de closet, y él, Anaya, también.

Anaya grita al hablar. Se desboca y se incendia a la menor provocación y es tan opaco como su opositor. Basta con ver cómo se ha enriquecido inexplicablemente su familia…

Anaya pudiera ser de MORENA si no fuera un niño bien. Podría salir a las calles, como AMLO, a hacer desmadre y medio en aras de sus causas personales. Podría también aventarse una pataleta maratónica si no le salen bien las cosas o si perdiera la candidatura de su partido.

Anaya es, paradójicamente, el heredero directo de AMLO. Veremos cómo la vejez (y las derrotas) acentúan sus fobias. Al tiempo.

En el caso de los perdedores que no asumen sus derrotas está Ricardo Monreal.

Es increíble que recién estrenado el partido al que pertenece, empiece con la división a causa de sus cochinas ambiciones. No digo que Sheimbaum no las tenga, seguro que sí, que algo le aprendió al marido. Pero lo que se espera de una contienda interna dentro de MORENA es que, por lo menos, haya unidad. Haya dedazo o no. Haya negociaciones o no.

Lo que deja en claro este comportamiento es que MORENA sí es PRIETA, es decir, un engendro de los desertores del PRI y el PRD.

Total que seguimos en las mismas.

El tiempo corre, y aunque el pueblo esté harto, seguirá dejando pasar a personajes tan ambiguos y esquizoides como los mencionados.

¡Pobre patria mía!

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