La Loca de la Familia 

Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia 

Haciendo un poco de memoria, fue Madonna quien en la década de los noventa descubrió el yoga y otras disciplinas e inauguró la era “fit” para las mujeres.

Antes de ese “boom”, la reina del pop lucía sexy con sus turgencias bien puestas y con la suficiente carnita para ser un símbolo sexual a la Marilyn Monroe… porque en los tiempos de Marilyn no se estilaba ser una mujer “fuertecita”. Los hombres preferían las curvas antes de pasarse la película mental de estar fornicando con su mecánico, por decirlo de alguna manera.

Aquí en México, Alejandra Guzmán fue de las primeras en meterle duro a las pesas, pero antes de eso pasó toda la vida haciendo ballet, de ahí sus hermosas y torneadas piernas.

Luego, cuando Thalía botó los ositos de peluche y los girasoles que asaltaban sus brasieres, se adjuntó a las filas del “om” e inundó las portadas de las revistas de chismes haciendo poses dignas del Kama Sutra. Es en ese periodo cuando deja el rancho, se quita las garras de María Mercedes  y sale de cacería para terminar casada con Tommy Mottola.

La Trevi, por su parte, siempre estuvo buenísima. Como todas las regias, es portadora de un palmito largo y piernas fuertes gracias a la generosa ingesta de cortes Hereford.

Pero el verdadero apogeo las mujeres mamadas llega con la aparición de Pink y Fergie. Las dos fueron, en sus primeras juventudes , portadoras de los mejores abdómenes del mundo, junto con Gwen Stefani.

Aquí no podemos incluir a las top models, porque esas chicas más bien son Valkirias de otro cuento. Evanecen en las pasarelas y deben prácticamente flotar cuando caminan. Hay dos o tres que sí lucen discretas musculaturas, pero más bien es que están “correosas”, como diría mi abuelo, es decir: se marcan rápido porque tienen la carne pegada al hueso.

Con la aparición de las redes sociales, en especial Instagram, irrumpió una nueva modalidad de publicitarse: hacer ejercicios en la calle; el así llamado workout, y compartirlo en los muros para que las seguidoras imiten el estilo de vida “healthy”.  

A mí en lo particular siempre me ha gustado el ejercicio duro, sin embargo, soy enemiga el crossfit porque se me hace un disparate pagar una clase para que te pongan a martillar llantas o jalar cuerdas… para eso mejor vas a la obra más cercana y le pides al maestro albañil que haga paro y te preste su herramienta.

Lo que es cierto, y se agradece, es que personajes como J.Lo, Beyonce, Kim Kardashian y Katy Perry, (antes de que se convirtiera al feminazismo que invita subliminalmente a las chicas a afearse) volvieran a poner de moda las carnes.

Lo creepy es que esas carnes sean colocadas en el cuerpo artificialmente dando como resultado esperpénticos cuerpos regidos por la ley del tordo, es decir, con las patas flacas y el culo gordo.

Esto también aplica a la moda de inyectarse colágeno en la boca, acción por la cual las chicas parecen más muñecas inflables que mujeres de verdad.

El equilibrio, señores, siempre será lo mejor.  Ni muy “fit” ni muy “fat”.

Ejercitarse es sano en todos los aspectos: nos pone de buenas y nos pone buenas. Pero tampoco hay que abusar, pues hay órganos más importantes que trabajar en el cuerpo: el cerebro, por ejemplo.

 

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