El académico señaló que de ser el candidato por Morena a casa Puebla no recurrirá ni al acarreo ni a la compra de votos; confía en el arrastre de Andrés Manuel López Obrador

 

Por Mario Galeana 

Enrique Cárdenas Sánchez es un anticandidato porque dice eso que ningún político acepta: que pocos —muy pocos— lo conocen. No hace declaraciones explosivas y asegura, además, que en caso de ser abanderado por Morena no hará actos de campaña masivos o grandes despliegues publicitarios.

Esa candidez, que parece su fortaleza, es también su debilidad. El ex rector de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) desea que su campaña al gobierno de Puebla sea “distinta”: que sea la gente por ella misma la que salga a las urnas y que no se trate de una contienda donde las estructuras —es decir, el acarreo; es decir, la compra de votos; es decir, el sistema político-electoral del país— definan el resultado de los comicios del 1 de julio de 2018.

Su incipiente olfato político lo llevó ayer a reconocer que la coalición que se avecina entre el PRD-PAN-Movimiento Ciudadano hará “muy difícil” su campaña y, sobre todo, el triunfo de Morena en Puebla.

El error fue doble, pues el ex director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) confió en que “ojalá” y sus posibles rivales a vencer en las urnas —“todo el aparato gubernamental”, lo nombró— logre la conformación de un bloque electoral.

“Para que haya más competición”, soltó en una conferencia de prensa a la cual asistieron, como respaldo a su candidatura, Mario Montero Rossano —nieto del comunicador Enrique Montero Ponce— y ex alumnos y académicos de la Udlap.

Acta de nacimiento original. El documento oficial en poder de esta redacción reafirma que Enrique Cárdenas nació en Torreón. / REDACCIÓN

EL EFECTO AMLO-CIUDADANOS

El académico sabe que su nombre no ha recorrido los senderos de la Sierra Negra, ni ha tomado sombra bajo el acuciante sol de la Mixteca poblana. Sabe, en suma, que no es conocido en las regiones rurales del estado donde se encuentra casi 50% de todos los votos —y zona que es, de hecho, el punto flaco de Morena en el estado—.

“Seguramente (la gente) no me conoce, y además no tiene por qué, ni que fuera yo… ¿Qué? Pero no me limita. Estamos yendo a conocer gente, pero no se trata de hacer cosas masivas. No tengo el dinero para hacerlas ni el interés de que sea una campaña tradicional, en todo caso”, reconoce.

La declaración, que sería fatal para cualquier otro interesado en gobernar un estado, fue distinta en Cárdenas Sánchez, que sonrió como si supiera que, pese a todo, la dirigencia nacional de Morena lo nombrará coordinador de Organización en el estado.

Su confianza viene, dijo, del hecho de que el partido decidirá este puesto a través de una encuesta que incluirá no sólo su posicionamiento electoral, sino la percepción que genere entre las personas.

Y, sobre todo, su esperanza radica en Andrés Manuel López Obrador: el animal político que será tres veces abanderado presidencial. “Morena está buscando candidatos de perfil ciudadano, en algunos casos, para combinar el arrastre que tiene Andrés Manuel con lo que pudiéramos aportar personas de otro perfil (…) De modo que sí: sí confío en ese arrastre”, lanzó.

El anticandidato está en marcha. No hay otro destino para él. No sería secretario de nada. Tampoco diputado o senador. Nada. “Igual —si no soy candidato— me regreso a donde estaba yo”, puntualizó.

El videíto de la discordia

   Está molesto pero sonríe. Tiene el micrófono en la mano y un gesto afable que se ladea por la comisura derecha de la boca, aunque en sus palabras hay un dejo de desprecio dirigido a quien grabó uno de sus primeros actos de cara a la jornada electoral de 2018.

“La persona que subió ese videíto, eh, lo sacó antes de que empezara. Estaba apenas llegando la gente”, dice Enrique Cárdenas Sánchez, el académico que se perfila como próximo candidato al gobierno de Puebla por Morena.

Ese videíto reflejó que el ex director de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) no reunió a más de 40 personas en un desayuno realizado en Izúcar de Matamoros, dos días atrás, donde hablaría de su proyecto político.

La noche del 6 de septiembre los portavoces del académico intentaron contener el daño enviando fotografías con planos cerrados a todas las redacciones de los diarios locales. Fue insuficiente: el videíto ya contaba con cientos de reproducciones en la plataforma YouTube.

“Entonces ya empezó la guerra esta estúpida”, dice el académico, la mañana siguiente de aquel desayuno, durante una conferencia de prensa realizada en la capital. El número de reporteros y fotógrafos presentes podría igualar —superar, incluso— al total de asistentes al desayuno.

“Da igual… La verdad me da igual. No pasa nada. Nomás para que no se vayan con la finta, pregunten. ¿Sí? Pregunten”.

Dice y bufa. Luego sonríe. Está molesto pero igual sonríe. “Era una reunión de 50 personas… Y llegaron 52”, remata. Un éxito.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *