Las Serpientes
A la memoria de todas las personas que perdieron la vida
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
Eran precisamente las 13:15 horas, Jesús Encinas me acompañaba en la cabina de Efekto10 Noticias, íbamos a ir a pausa comercial cuando una fuerte sacudida nos sorprendió.
Fueron segundos de angustia mientras me mantenía en los micrófonos. Precisamente recordábamos, Encinas y yo, el terrible acontecimiento que hace 32 años había sacudido a Puebla y a la Ciudad de México.
El tiempo trascurría de manera lenta, todo el piso de plaza San José se sacudía de arriba hacia abajo, mis compañeros ate- rrados abandonaban las instalaciones, en medio del caos que comenzaba a reinar, yo me mantenía estoico en los micrófonos, pero ya no había caso, se había ido la luz y lcomunicación telefónica.
Me costó mucho trabajo comenzar a dimensionar lo que estaba ocurriendo, como en todas las tragedias, los primeros minutos uno los registra en estado de shock, las sirenas comenzaban a sonar, la gente corría, había crisis nerviosas y caras de angustia, rostros marcados por las lágrimas y el terror.
La muerte misma, uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis, se había paseado por Puebla. Luego de llamar a la familia y sentir la cal- ma de saber que los seres amados estaban bien, comenzó la labor de tratar de informar. Imposible, se había ido la energía eléctrica y no había Internet. De a poco, Jaime Torre- blanca y su servidor comenzábamos a hacer el recuento de los daños, acompañados por Miguel Cerón y Arturo Moro.
El WhatsApp fue una herramienta fundamental, la única que nos mantuvo en contacto con lo que ocurría, a través de ella comenzaron a fluir las primeras imágenes que daban cuenta de la terrible tragedia que había ocurrido no solo en Puebla, sino también en la Ciudad de México.
Lo que pude ver era dantesco, el Centro Histórico de la ciudad colapsado, bardas y casas derrumbadas, pesadas estructuras se habían venido abajo, coches afectados, en ese momento aún no había reportes de lo ocurrido en el interior del estado, ni de los decesos que más tarde lamentaríamos.
Miguel Ángel Arroyo, mi compañero reportero de Efekto10 Noticias, mostró todo su olfato periodístico, fue el primero en aportar datos del tamaño de la tragedia ocurrida, sus reportes daban cuenta del colapso en Puebla capital.
Una planta de energía propia de la KeBue- na Puebla permitió que se restableciera la electricidad y con todos y sus limitantes la comunicación.
Exactamente a las 14:00 horas regresa- mos para trasmitir los hechos, la Ciudad de México fue nuestro primer referente y aumentó nuestra preocupación, la dele- gación Álvaro Obregón registraba daños estructurales graves.
Puebla no era la excepción, el epicentro localizado en Chiautla de Tapia trajo con- sigo daños considerables en la capital y su zona conurbada, así como en Atlixco e Izúcar de Matamoros.
La Puebla de mis amores también sufrió daños y pérdida de vidas, lo cual me entristece al extremo, la señorial Puebla de los Ángeles y de los demonios está de luto.
No es la primera vez que el estado sufre los embates de la naturaleza, pero una y otra vez se ha vuelto a poner de pie, la voluntad de los habitantes del Valle de Cuetlaxcoapan es a prueba de todo.
La ciudad de los palacios, CDMX, también está de luto, más de 44 edificios se colapsa- ron, los cuales cobraron otra vez cientos de vidas, al igual que en 1985, paradojas de la vida.
Puebla y la Ciudad de México hoy están de luto, junto con otras entidades, se suspendieron las clases, la vida tiene que trascurrir de manera normal, pero no. Nada será igual.
Ahora comienza el largo recuento de los daños, 44 vidas se perdieron, hay varios de desparecidos, casas en luto, llanto y dolor.
Mi Puebla y mi México sangran, pero como el ave fénix, volverá a renacer de las cenizas, está en nuestras manos solidarizarnos y apo- yar en lo que más se necesite.
