Por Mario Galeana

La barda que rodea el Centro Escolar “Presidente Lázaro Cárdenas”, de Izúcar de Matamoros, está llena de historias escritas con plumón. Es la despedida de quienes tomaron clases a lo largo de los 62 años que fungió como plantel educativo de la Mixteca poblana. Es decir, antes de que el sismo del 19 de septiembre derribara bardas, revolviera pupitres y quebrara la estructura del lugar hasta dejarlo inservible.

“Aquí conocí a mi marido”, se lee. “Más que una escuela, mi segunda casa”, dice más allá, en una de las columnas que solía sostener la entrada principal. Todo fue escrito antes de su demolición. En otra situación, rayar los muros de la escuela habría significado una expulsión fulminante.

Pero la mañana de este lunes 24 de septiembre es un día triste para algunos. Para Carmen Tapia, maestra por tres décadas, no es triste: es fatal. “Y cómo no, si aquí di clases 31 años. Por aquí pasaron mis hijos, mis nietos. Todos. Son tantos recuerdos”, dice.

Norma Lilia Arista pasó, en total, 35 años dentro de la escuela. Los primeros 12 fueron como estudiante, hasta que se graduó como contadora técnica. Y los siguientes 23 años los vivió como personal administrativo.

El mediodía del 19 de septiembre la escuela fue, sobre todo, caos. A las 13:14 horas, justo cuando el temblor inició en los límites de Morelos y Puebla, los niños del turno matutino del centro escolar miraban el reloj esperando que, exactamente a las 13:20 horas, la chicharra sonara para anunciar el fin de clases.

“Pero cuando el temblor inició, todo fue un caos. Era angustiante porque uno veía a los niños saliendo por los pasillos y los salones de la escuela empezándose a caer, los pupitres, las paredes del tercer piso”, dice Norma.

Luego, el riesgo de catástrofe fue doble, pues entre el caos de padres que buscaban ansiosos a sus hijos, un rumor fue propagándose de grito en grito: la pizzería de la esquina se incendiaba.

“Pero al final resultó que era una fuga de gas. No digo que no sea peligroso, pero sí muy distinto a decir que se estaba quemando. Había niños con crisis nerviosa”, relata.

Y de toda esa tarde, sólo queda un recuerdo muy nítido. Ahora, mientras el gobernador José Antonio Gali Fayad promete que la escuela se reconstruirá en menos de cinco meses, hay unos 100 padres reunidos frente al plantel. La mayoría sólo mira hacia la escuela y el busto del presidente Lázaro Cárdenas que adorna la entrada, pero hay otro grupo numeroso que grita.

“Que dicen que en cinco meses la van a construir. ¡En cinco meses se hace una casa, no chinguen”, dice otro padre de familia.

Al final, Gali Fayad les promete que la nueva escuela será segura. “Esta escuela ya cumplió con su compromiso social, su compromiso de educar por 62 años enteros”, subrayó el gobernador.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *