Mientras miles sufren, 36 mil millones de pesos van a la basura

Esfera Pública 

Por: Elías Aguilar / @Elyas_Aguilar

Mientras la clase política se arrebata propuestas en el Congreso de la Unión y los ciudadanos de todo el país se indignan ante lo que parece pasividad –cuando no mezquindad– del gobierno de la República para auxiliar a los damnificados por el sismo del 19 de septiembre, quiero mostrarles dónde hay 36 mil millones de pesos que podrían pasar de una de las peores inversiones que ha hecho en cuatro años la administración de Enrique Peña Nieto a cientos de familias que hoy tienen el patrimonio de muchos años hecho escombro y polvo.

Me refiero al exceso de gasto en publicidad que el gobierno federal registró de 2012 a 2016. Para que sea claro, lo diré con otras palabras: el gobierno de Enrique Peña Nieto gastó en ese periodo 36 mil millones de pesos más de lo que le aprobó el Congreso de la Unión para difundir en medios de comunicación sus obras y acciones. O sea, rebasó 71% el gasto permitido.

Y digo que es una de sus peores inversiones porque esa cifra, que viene siendo de 25 millones de pesos al día o, si lo quieren por hora, es un millón de pesos cada 60 minutos, ha ido a radiodifusoras, televisoras, periódicos impresos, portales de noticias y otros medios para generar una imagen positiva del presidente y su gobierno.

Lo absurdo es palpable cuando se miran los resultados de ese gasto; de acuerdo con la encuesta del periódico Reforma del mes de julio, 65% de los mexicanos desaprueba el desempeño del presidente y sólo 20% lo aprueba. El meollo del asunto es que ese 20% es una cifra muy similar al voto duro del PRI; por tanto, probablemente esa misma sería la aprobación de cualquier otro presidente emanado del partido tricolor, hiciera lo que hiciera.

A mi juicio, la aprobación del presidente Peña Nieto se mantendrá en términos negativos de proseguir con el mismo esquema publicitario que tiene. Mi opinión se basa en el fenómeno de comunicación que ha ocurrido en los últimos cinco años: el cambio radical en la forma en que los mexicanos se informan de los asuntos públicos de este país y también la manera en que interactúan, déjenme explicar esto a continuación.

Cuando un ciudadano sale a la calle se encuentra con los encabezados de la prensa escrita que enaltecen el trabajo del presidente, con fotos engrandecedoras, ambos son indicadores de una cobertura triunfalista por su  desempeño.

Pregunto a varios periodistas notables de la Ciudad de México sobre esta apreciación y ellos estiman que “la mayoría” de los ciudadanos se informa por medio de los ejemplares de cinco y ocho pesos que se venden en el metro y con voceadores en paradas del metrobús y los peseros, es decir, los periódicos El Gráfico y La Prensa. Estos medios son muy solicitados por los ciudadanos de a pie y desarrollan una cobertura favorable a Peña Nieto. Mis informantes estiman que cada día leen esa información ente 120 y 150 mil lectores mexiquenses.

Lo mismo ocurre con quienes van por otros medios de transporte, que interactúan con los noticieros radiofónicos si van en peseros. Todos los radiodifusores tienen, igualmente, coberturas favorables al presidente. Las amas de casa con la televisión en sus hogares, mientras laboran escuchan o ven o se acompañan con los noticieros televisivos, todos favorables a las autoridades.

Una pregunta lógica es: ¿a qué se debe la contradicción entre la cobertura mediática favorable y la desaprobación al presidente? Un periodista que desarrolla información para un portal digital que circula en redes sociales no me sabe responder de primera intención, pero al hablar de cifras me confirma que “la mayoría”, por periódico barato en el metro o por la radio en la transporte público o la televisión en los hogares se entera de la cobertura triunfalista.

Pero su portal que no es el de mayor circulación en el ciberespacio y realiza un tipo de cobertura muy distinto, tiene más de ocho millones de impactos en los primeros seis meses de este año.

Caigo en cuenta que el ciudadano de a pie tiene contacto con una cobertura positiva del presidente una o dos veces al día. Pero mira memes, fotogalerías, videos e infografías digitales con cobertura negativa en las pantallas de smartphones o tabletas en forma constante y todo el día. Y no nada más observa, sino que comparte con sus más allegados y opina.

¿En qué está pensando el gobierno federal cuando destina 36 mil millones de pesos más de lo autorizado a los medios tradicionales, que ningún beneficio han aportado a la imagen de la figura presidencial? Recuerden que 20% que aprueba a Peña Nieto lo haría por cualquiera otro priista que gobernara al país, sin necesidad de haber gastado un solo peso. En cambio, la cobertura opuesta, la negativa, es la que “corre” a gran velocidad entre los ciudadanos y los impacta.

¿Qué pasaría con la reputación del presidente Peña Nieto si un día cancelara todo el gasto publicitario que tiene? Yo diría que nada. A lo sumo, caería cinco puntos su aprobación. Pero todos los mexicanos ganaríamos esos recursos para una causa urgente.

 

 

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