Tabasco alcanzó el primer lugar nacional en los secuestros con 69 casos denunciados de enero a agosto de 2017; Villahermosa se convirtió en la ciudad donde más insegura se siente la gente al vivir
Traspatio
Por Luis Pavón / @pavonlui
“Vamos a Tabasco, que Tabasco es un edén”, dice la canción, pero quienes viven ahí mencionan que ya no lo es.
Villahermosa, donde se ubica la capital de Tabasco, es la ciudad del país donde más insegura se siente la gente, reveló la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) aplicada por el INEGI.
Las autoridades estatales dicen que no es para tanto, que es una percepción ciudadana y se debe a que no estaban acostumbrados a que eso ocurriera.
“La gente anda tranquilamente en la calle, a diferencia del Bajío o el norte del país”, me comentó el fiscal Fernando Valenzuela.
Los números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública arrojan que de enero a agosto de este año se han presentado 69 denuncias por secuestro en Tabasco. Trece en el fuero federal y 56 en el común. Es decir, se han cometido un promedio de 8.5 casos de privación a la libertad al mes.
Los 69 sucesos denunciados (falta la cifra negra) hacen que Tabasco haya alcanzado en 2017 el primer lugar nacional, por cada 100 mil habitantes, según el Observatorio Ciudadano de esa entidad. Lo que significa que se cometieron10 casos más que en el mismo periodo del año pasado.
El fiscal del estado, Fernando Valenzuela, dice que la estadística es un número frío. Pero, si la estadística es un número “frío” ¿Por qué enfatizó, en la entrevista que le hice, la cifra de cuántos secuestradores han detenido y cuántas bandas se han desarticulado?
Esto fue lo que dijo: “Hoy en día tenemos cerca de 500 secuestradores detenidos, más de 80 bandas desarticuladas (...)” ¿Los 500 siguen en prisión?, le pregunté. “Un 70% (...) me atrevo a pensar que 80% están sujetos a proceso”, acotó.
Un día después de la entrevista, en una conferencia de prensa, comentó: “Si no lleváramos esa cantidad de detenidos, imaginen cómo estaría la situación”.
Lo cierto es que en Tabasco viven con miedo. La gente no quiere hablar, obtener testimonios de los ciudadanos cuesta mucho trabajo.
Conseguí charlar con Ángel, quien fue secuestrado en Villahermosa cuando llegaba a su negocio. Poco a poco empieza a estar más tranquilo, pero las pesadillas y el miedo aún están presentes.
Durante los seis días que estuvo en cautiverio lo tuvieron sin comer y fue torturado para presionar que su familia pagara el rescate. No sale de noche y le aterra salir muy temprano de su casa, pero dice sentirse afortunado de vivir para contarlo.
Esto fue parte de lo que narró: “Estaba llegando a mi negocio, cuando de repente unos tipos armados me amenazan con pistola y me dicen: ‘estás secuestrado’. Al principio mi familia y yo pensábamos salir del estado, pero creo que como tabasqueños tenemos que estar aquí y luchar por ir mejorando nuestra situación de tanta inseguridad”.
Macuspana es el municipio de Tabasco con más cantidad de secuestros este año. Le siguen Villahermosa, Cunduacán y Cárdenas.
El fiscal del estado, Fernando Valenzuela, atribuyó el aumento de la incidencia delictiva a que las víctimas ya denuncian los casos y afirmó que uno de cada dos plagios son cometidos por familiares o amigos del primer círculo de la víctima.
Pero no sólo el secuestro se incrementó este año en Tabasco.
“El estado se encuentra en primer lugar en cinco delitos: secuestro, robo con violencia, robo a negocio, robo a transeúnte y abigeato”, me dijo Julia Arrivillaga, directora del Observatorio Ciudadano de Tabasco.
La extorsión ocupa el tercer lugar nacional. De 82 denuncias en 2016 pasaron a 200 este año, en el lapso de enero a agosto.
El presidente de la Cámara de Comercio de Tabasco, Miguel Ángel de la Fuente, señaló que por la inseguridad han cerrado 60 negocios en 2017.
Los empresarios de la entidad se cuecen aparte. Les está pegando la inseguridad, las asociaciones alzan el grito en el cielo, pero al mismo tiempo se repliegan.
“Ya no quiero hablar de este tema, hay que ser propositivos”, me advirtió el presidente de Canaco, previo a la entrevista.
El impresentable dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Tabasco, Gabriel Oropeza, a principios de septiembre, cuando asesinaron al conocido empresario local Jerry Barceló, quien era integrante de la Mesa de Seguridad y Justicia, salió envalentonado a decir que el estado no merece vivir así, con tanta inseguridad, que exigía justicia.
Lo busqué para una entrevista, la cual se supone aceptó darla.
Sólo que el señor no tuvo el valor de dar la cara para cancelar o decir que no quería dar la entrevista que ya había aceptado.
Me citó a una hora y llegué puntual pero… “el licenciado viene retrasado”, me dijo un empleado del CCE.
Pasaron 30 minutos y fui a preguntar si le faltaba mucho en llegar “al licenciado”. “Ya está aquí desde hace rato pero entró a una reunión y va para largo”, me dijeron. Es decir, el señor dispuso de mi tiempo sin importarle si tenía otras entrevistas agendadas. Luego que no se queje el dirigente del CCE de Tabasco de que no les dan espacios para expresarse.
La ola de violencia que azota a a la entidad modificó la vida de un lugar que decía ser seguro. Obligó a muchos de sus pobladores a instalar cámaras de circuito cerrado, alarmas y cercos eléctricos en sus casas.
Jorge, un comerciante del municipio de Cárdenas, el segundo más importante de la entidad, ha cerrado dos negocios debido a los asaltos y extorsiones de que era objeto. Los delincuentes pasaron de simples asaltos a realizarlos con armas de fuego, lo que provocó que sus empleados ya no quisieran ir a trabajar, por ello tuvo que bajar la cortina.
“Se robaban hasta las pertenencias de los trabajadores. No sientes que el gobierno está de tu lado. Tengo cámaras en los negocios, voy con las autoridades, les enseño la foto de la gente que se metió y no pasa nada”, me dijo.
Las autoridades del estado ven diferente la situación de la inseguridad.
El secretario de seguridad pública, Jorge Aguirre, sostuvo que la delincuencia no los ha rebasado, prueba de ello es que en el primer trimestre de este año detuvieron a 407 personas.
¿Los 407 detenidos están en prisión? –le pregunté– . “No. El Sistema Penal Acusatorio funciona diferente. Sabemos que no todo el delincuente que es aprehendido va a ameritar prisión preventiva”, fue su respuesta.
A principios de este año la policía de Tabasco realizó un paro de labores. Protestaban por la falta de equipo y promesas de salario y prestaciones que no se cumplieron.
Jorge Aguirre, quien lleva 10 meses al frente de la corporación, dijo que encontró una policía con rezagos, por eso el gobierno del estado solicitó un préstamo de 700 millones de pesos para modernizar el equipo y las instalaciones de los uniformados.
El crimen organizado lleva años luchando por la plaza de Tabasco. Primero fueron los Zetas y la Familia Michoacana. Ahora es el Cártel Jalisco Nueva Generación.
“No los hemos dejado asentarse, los combatimos con toda la fuerza del estado”, me dijo el secretario Aguirre.
Mientras las autoridades combaten a su modo, el ciudadano de a pie vive aterrado, un ejemplo es el caso de María:
“En mayo, entraron a mi casa a robar. Me siento vulnerable, ahora resulta que cuando estoy en mi hogar debo de tener la alarma puesta. Antes yo no tenía miedo de que mis hijos salieran a la calle. No quiero que estén aquí, no quiero que vivan aquí”, señaló.
