Esfera Pública

Por Elias Aguilar / @Elyas_Aguilar 

La renuncia de Emilio Azcárraga a la presidencia de Televisa es la consecuencia de un cambio profundo en los hábitos de consumo mediático de los mexicanos.

Hasta hace unos cinco años, la mayoría de los mexicanos  para informarnos y entretenernos estábamos sometidos a la oferta de las dos grandes cadenas de televisión abierta del  país, con un elemento adicional: la supuesta amplia oferta dependía de la capacidad económica que tuviera el consumidor de acceder a servicios de paga, por cable o satélite, tipo Sky.

Aunque con la mayor oferta de canales, con la modalidad de paga, los ratings de las grandes televisoras nacionales mostraron cambios, estos no fueron suficientes para devolverles la posición dominante que tenían, sobre todo Televisa, en el mercado de anunciantes, tanto de marcas de consumo masivo como de partidos políticos y gobiernos. Los niveles de 30  puntos de las telenovelas de Televisa durante la primera década del presente siglo ya no se presentan en la actualidad; ahora alcanzan 13 y hasta 15 puntos mientras que hace 10 años tenían 50% más.

En términos informativos, el noticiero estelar de Televisa que se transmite en el horario nocturno conducido  por Denise Maerker promedia un rating de entre siete  y nueve  puntos, por debajo de los 13 puntos que por lo general promediaba el mismo noticiero cuando el conductor era Joaquín López Dóriga. Parece que Televisa no supo interpretar al público y creyó que con un cambio en el elenco o el tiempo dedicado al noticiero podía recuperar audiencia.

A Televisa se le escapó de las manos el dominio del mercado político y parece que el último en enterarse fue su ex presidente y ex director general. Bastaba un convenio con este grupo televisivo para que los actores políticos en este país tuvieran una reputación suficiente para acceder a los diversos cargos de elección popular, especialmente en el caso de la Presidencia de la República.

Con la elección de Enrique Peña Nieto, Televisa vivió su mejor momento como factor comunicacional de primera importancia; vea que la esposa del mandatario tiene el récord de rating de telenovelas de la empresa. Pero antes de que concluya el sexenio tiene el resultado: es el presidente peor calificado por los ciudadanos en la historia moderna del país y personajes políticos con popularidad la han hecho por medio de otras vías de comunicación.

Televisa no perdió la batalla frente a TV Azteca; perdió frente a los nuevos hábitos de los mexicanos, especialmente frente al contenido on demand, porque este último representa el cambio radical en la forma del consumo: antes, el público se sujetaba a los horarios de programación naturales de la tecnología televisiva; ahora, la gente quiere ver sus contenidos favoritos a la hora que le dé la gana, ni un minuto antes, y eso se lo permite la dinámica online y el smartphone.

En suma, la gran oferta de contenidos que circula en Internet y la penetración del smartphone satisfacen las necesidades de consumo que hoy mismo tienen las audiencias, con las redes sociales como emisores dominantes, especialmente Facebook y YouTube. Más de 80% de los mexicanos está en esa dinámica. Mire alrededor a quienes dejaron de usar el televisor como tal y hoy en casa utilizan grandes pantallas para ver mejor lo que captan conectados a Internet.

CUARTOSCURO

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