En Puebla, la riqueza de costumbres se diversifica en un abanico de tradiciones que muestra respeto y recordar a quienes ya no están con nosotros, pero que año con año nos visitan tanto en el interior del estado como en la capital
Redacción
La muerte es el fin para unos o el inicio de una nueva existencia–de acuerdo con diversas religiones y creencias– para otros más; sin embargo, todos conmemoran a sus difuntos como se ha hecho desde hace cientos de años, o como los nuevos tiempos lo requieren.
En Huaquechula, municipio ubicado en la región del Valle de Atlixco, la tradición impera en la colocación de altares, los cuales año tras año visten las casas anfitrionas de una gama de olores, colores, sabores y texturas que nos muestran la devoción y cariño con que los familiares recuerdan a quienes se les adelantaron en el camino. Una costumbre que ha alcanzado una gran difusión dentro y fuera del estado y el país.
En la capital, en un sincretismo que mezcla lo viejo con la modernidad, cada 2 de noviembre se realiza el Desfile de Calaveras, donde jóvenes salen a las calles vestidos de catrinas y catrines, entre bailes, tablas y comparsas que le dan más movimiento y color a la tarde de la ciudad de Puebla.
