Barbosa Huerta envió a operar parte de la actual crisis interna del Sol Azteca a su fiel servidor, Eric Cotoñeto Carmona

 

Garganta Profunda

Por Arturo Luna Silva / @ALunaSilva

A Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta nada le importan los militantes y simpatizantes de Morena en Puebla, mucho menos la oposición interna que ya repudia su virtual candidatura al gobierno del estado. Autoritario y déspota como es, no dejará pasar esta oportunidad que siempre buscó desde el PRD. Su ambición extrema no tendrá límite alguno, y por eso poco le importa el partido que dirige el novato Gabriel Biestro Medinilla. Sus objetivos los tiene calculados: atacar con fuerza y sin ninguna consideración al candidato que surja del Frente Amplio Opositor (o Frente Ciudadano por México) en Puebla, aprovecharse de la marca de Morena, de los votos que le jale Andrés Manuel López Obrador, y por supuesto del apoyo federal que nunca ha dejado de recibir.

Quiere ser gobernador a costa de lo que sea y como sea.

Para nadie es desconocida su habilidad y el conocimiento que posee de lo que pasa internamente en el PRD, un partido que controló por más de 15 años, donde impuso dirigentes locales, alcalde y legisladores y donde mantuvo —y mantiene aún— el control de todas las prerrogativas que este organismo ha recibido y que suman muchos millones de pesos.

Barbosa Huerta envió a operar parte de la actual crisis interna del Sol Azteca a su fiel servidor, Eric Cotoñeto Carmona, quien en los últimos días se dedicó a convencer por medio de apoyos económicos a algunos consejeros estatales para seguir respaldando a la ex dirigente local, Socorro Quezada Tiempo, expulsada del partido.

En complicidad con los seguidores de la dirigencia local, saquearon documentación oficialresguardaron datos de las computadoras y despegaron y destruyeron la convocatoria oficial al Consejo Estatal, que se llevó a cabo este domingo. Para evitar darse por notificados, sólo pegaron de última hora el resolutivo que emitió el CEN sobre el nombramiento de la nueva delegada nacional.

Tuvieron reuniones con Roxana Luna Porquillo y esta les entregó el resolutivo nacional, que sólo filtraron a un medio de comunicación para generar confusión y ganar tiempo a fin de proteger lo más posible a la dirigente local.

El pasado sábado, durante su visita a Tehuacán como responsable de organización de Morena, Barbosa Huerta se reunió en corto con Socorro Quezada Tiempo para trabajar su defensa y en la resistencia que esta hará de manera interna en el PRD, para seguir vulnerando los avances y acuerdos del Frente Amplio Opositor.

La estrategia de Barbosa Huerta es clara: seguir teniendo intervenido al PRD poblano —por medio de la ex dirigente local— y asegurar su alianza con Roxana Luna, con quien nunca ha roto.

La idea es seguir atacando al ex gobernador Rafael Moreno Valle, terminar de fracturar a este partido en los momentos precisos de la construcción de alianzas y lograr que, internamente, los militantes que quedan apoyen desde el Sol Azteca su candidatura al gobierno local en 2018.

Todo esto, obviamente, no lo conoce la delegada nacional Dulce María Arias, quien en su primera incursión en terrenos fangosos de este instituto tomó partido por Barbosa Huerta sin darse cuenta de la trampa que le tendieron.

Porque antes de su conferencia de prensa, concebida con anticipación por Roxana Luna y Quezada Tiempo, en un hotel de la avenida Juárez, tanto Barbosa Huerta como Eric Cotoñeto sabían que la delegada saldría a defender a la dirigente estatal y que desconocería el Consejo Estatal donde el morenogalismo, por la vía de Los Chuchos, impuso como nuevo dirigente al tibio Carlos Martínez Amador, director del Colegio de Bachilleres y distinguido integrante del grupo encabezado por el diputado federal Luis Maldonado Venegas.

Barbosa y sus huestes hablaron con varios consejeros estatales y grupos afines con días de anticipación. Entre ellos: Dora Luz Sánchez y Rosa Avilés Nájera, ex bejaranistas, quienes siguen trabajando para Rosa Márquez, aspirante de Morena para ser promotora en la ciudad de Puebla; Felipe Ortega y José Guadalupe Sánchez, del grupo de Luis Venadero, y con Roxana Luna, quien aspira al Senado de la República por la vía de Héctor Bautista, dirigente de Alianza Democrática Nacional (ADN).

Por otro lado, el grupo de Nueva Izquierda, que a nivel nacional responde a los intereses de los llamados Chuchos, también llevó a cabo su IV y V sesión extraordinaria de su llamado V Consejo Estatal, arropados por integrantes del Comité Ejecutivo Nacional para validar la unción del ex diputado local Martínez Amador como dirigente estatal del PRD.

El fin es procesar en lo inmediato los trabajos locales para construir el Frente Amplio Opositor y arrancar las tareas de organización y electorales de este partido rumbo a 2018.

Una situación que pone a este partido nuevamente en la confrontación y la disputa por su control político.

Un jaloneo en el cual la mayoría de las tribus y grupos ahora está con Martínez Amador, unas porque quieren volver a ocupar sus espacios perdidos, otras porque desean impulsar sus propias candidaturas y algunas más porque no desean que siga el control de Barbosa Huerta.

Aunque vale señalar que tanto Carlos Martínez Amador y Jorge Cruz Bermúdez, así como Julián Rendón y Arturo Loyola, no son ejemplo a seguir entre el perredismo poblano; de hecho, el tiempo que tienen para dejar de seguir cometiendo los mismos errores políticos de siempre es corto. Ahora más corto que nunca.

Morena ha rebasado al PRD por la izquierda; la votación del Sol Azteca ha disminuido de manera fatal, su potencial de voto no va más allá de 7%; están en quinto lugar a nivel local, su presencia territorial es de 15%, tienen cerca de 25 ayuntamientos y su presencia partidaria en Puebla es hoy totalmente marginal.

Se avecina un conflicto más en la vida interna del PRD, seriamente dañado por el control caciquil y patrimonialista de Barbosa Huerta, con una dirección política heredada por el ahora aspirante de Morena, bajo signos de un quehacer partidario de mucha confrontación y destrucción, con tufo de odio y sin conocimiento de lo que debió ser un organismo de izquierda.

Un partido, además, de falsas posturas y de locuras extremas que a veces apoyaba a un Eduardo Rivera —destacado integrante de la derecha— y otras sufragaba económicamente los desfiles de los grupos de la diversidad sexual.

Ahora lo que se observa es: por un lado, una delegada nacional que no tiene una sola idea de lo que es el PRD en Puebla, que ha tomado partido y ha sido engañada por Roxana Luna y el grupo de la actual ex dirigente local para generar un apoyo de facto a la candidatura de Barbosa Huerta, quien a trasmano de Cotoñeto Carmona sigue teniendo el control de una facción interna en el PRD.

Por el otro, un conjunto de corrientes y grupos encabezados por Nueva Izquierda, que ahora han elegido en un Consejo Estatal exprés a un nuevo dirigente partidario.

Los demás grupos de presión y facciones amarillas tienen lecturas diferentes del acuerdo 050/107 del CEN del PRD, sobre los alcances y atribuciones de la nueva delegada nacional.

Una demanda de Enrique Rivera y una resolución en la Comisión Jurisdiccional, que sanciona a la ex dirigente local, Quezada Tiempo, aliada a Roxana Luna, que busca ser aspirante al Senado de la República y que juega en los dos bandos según sus propios intereses políticos y de ambición personal, aprovechando su cercana relación con el dueño de la corriente ADN.

En el otro frente, un diputado federal como Luis Maldonado Venegas, que trata de echar a andar al Frente en Puebla para quedar bien e impulsar al ex gobernador Moreno Valle como el candidato a la Presidencia de la República, aunque tendrán que enfrentar a Alejandra Barrales y Miguel Ángel Mancera, en alianza al interior del PRD para cerrar el paso a los Chuchos, que apoyan al ex mandatario poblano.

Por si algo faltara en este coctel de ambiciones y reyertas, Héctor Bautista y su corriente ADN juegan y seguirán trabajando para el presidente Enrique Peña Nieto, y en Puebla ahora podrán hacerlo en apoyo a Morena con Barbosa Huerta, un infiltrado en el partido de AMLO, como punta de lanza.

¿Quién ganará?

¿Quién se quedará finalmente con el PRD poblano?

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