Disiento

Por Pedro Gutiérrez /@pedropanista

El 2018 se presenta como una oportunidad histórica de derrotar no sólo al PRI, que está de capa caída desde hace meses y con un presidente de la República francamente impopular, sino fundamentalmente a Morena y López Obrador. El PAN y el Frente tienen la misión de derrotar al populismo más peligroso que representa el tabasqueño. Sin embargo, para concretar la derrota del PRI de siempre o del PRI renovado llamado actualmente Morena, es necesario que el PAN y los partidos del Frente Ciudadano por México se distingan de las demás fuerzas políticas, y esa distinción proviene fundamentalmente de las propuestas que en el fondo necesita el país para salir adelante.

Hace unos días el presidente Nacional del PAN, Ricardo Anaya, presentó ante el INE –junto con los demás dirigentes que conforman el Frente– una propuesta en materia de política social denominada INGRESO BÁSICO UNIVERSAL, por el cual se establecería como derecho constitucional de todos los mexicanos –sin excepción– contar con un ingreso mensual mínimo y con ello, según dicen, erradicar la pobreza en el país. A decir de Anaya, con esta propuesta se eliminará la brecha entre pobres y ricos, haciendo de México un país próspero como las naciones más desarrolladas del orbe, entre ellas Canadá, Finlandia y Holanda.

La propuesta, desde la perspectiva que plantea Anaya, parece fácil de instrumentar, y la podemos dividir en tres o cuatro pasos: 1) se pone en la Constitución el derecho de todos a gozar del Ingreso Básico Universal (seguramente se les ocurrirá la brillante idea de incorporar la reforma en el alicaído artículo 4º de nuestra ley fundamental, donde caben todas las ocurrencias peregrinas); 2) se aglutinan todos los programas sociales que él dice están dispersos y son corruptos, para meter en una sola bolsa el presupuesto componente del Ingreso Básico Universal; 3) se incluyen en el “esfuerzo presupuestal” los excedentes que recibe la tesorería año con año –sin decir cuáles son– para copetear el magnánimo apoyo y; 4) los mexicanos recibiremos el dinero puntualmente en nuestras casas, no explicando si es por cheque o con tarjeta –quizá está pensando que sea en efectivo–.

Ignoro en dónde crea el presidente de nuestro partido que estamos parados, pero la propuesta anayista y del Frente Ciudadano por México del Ingreso Básico Universal se parece más al esquema soviético del GOSPLAN –aquel viejo comité fundado en 1921 que decidía desde las entrañas del Partido Comunista los planes económicos de la URSS– que a la propuesta económica de un país con libre mercado donde el Estado es rector del desarrollo nacional, pero no dueño de la economía o de los factores de la producción. Sólo a Fidel Castro se le hubiera ocurrido semejante propuesta, que el siglo XX presenció cómo fracasaron rotundamente y tienen a muchos pueblos hermanos como Cuba sumidos en la absoluta pobreza.

Otro tema a considerar es el origen de la propuesta, es decir, el PAN. En efecto, a pesar de que se trata de una plataforma presentada por el Frente, lo cierto es que Anaya se ha dedicado a adoptarla como propia. Olvida Ricardo Anaya que el PAN ha sorteado décadas de lucha democrática combatiendo precisamente las propuestas populistas provenientes del PRI emanado de la revolución, como la que ahora enarbola. Manuel Gómez Morín, fundador del PAN y constructor de la doctrina de 1939, soportó la filosofía blanquiazul en un principio vigente, la subsidiariedad, que significa que el Estado sólo debe intervenir en las relaciones individuales en tanto es menester suplir las carencias en un espacio y tiempo determinados, pero jamás de manera permanente. Tanta sociedad como sea posible, sólo el Estado que sea necesario. La subsidiariedad pensada por Gómez Morín se observa en lo que a la letra dice el numeral seis de los Principios de Doctrina vigentes del PAN aprobados en 2002, intitulado Desarrollo Humano Sustentable: “…Para el desarrollo humano sustentable, los seres humanos no son meros beneficiarios de programas asistenciales, sino verdaderos agentes de cambios en el proceso. No basta proporcionar bienes y servicios materiales a grupos de población que padecen privaciones, sino que deben ampliarse las capacidades humanas…”.

Queda demostrado que Anaya está francamente violando los Estatutos y Doctrina del PAN y algo deberíamos hacer los panistas para frenarlo. A la luz de semejantes propuestas con las que el mismo López Obrador palidece (y éste ha de envidiar ahora, dado que no se le ocurrió primero),  Anaya quiere llegar a la presidencia de la república promoviendo la irresponsabilidad en el manejo de las finanzas públicas y el populismo barato. Propuestas que se escuchan bonitas a los oídos de la gente, pero que menoscaban nuestras libertades y vulnerarán, en el mediano y largo plazo, al Estado mexicano. Así no, Ricardo, y si don Manuel Gómez Morín resucitara, volvería a morir al ver a su querido PAN en manos del populismo más despreciable.

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