La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
No soy ni politóloga ni asesora de imagen ni nada de eso. Es más; yo ni pienso votar, porque en las pasadas ocasiones voté a lo tonto y me arrepiento de haberlo hecho. Repito: no soy nadie ni nada para andar dando recomendaciones, aunque creo que mi sentido común es, a veces, más acertado que el de la mayoría de los asesores de imagen de los políticos. Bajo esa premisa –la premisa de la metiche a la que nadie invitó a hablar– quiero hacer una observación: si yo fuera ellos –los asesores– y no yo –la metiche– deberían estar pensando muy seriamente cómo posicionar bien al tapado-destapado priista, es decir, al próximo candidato a la presidencia por el partidazo, es de decir, al señor Meade. Y el consejo que yo les daría a los asesores es muy sencillo: creo que para que la gente se identifique y “conecte” con su candidato (sobre todo la gente a la que casi siempre compra el PRI, es decir, a la gente del pueblo que no habla más que español) tienen que arreglárselas para que la gente, es decir, el pueblo, sepa cómo pronunciar el nombre del candidato. No sé… quizás armar algún slogan donde, con peras y manzanas, se le enseñe a los posibles electores que Meade no se pronuncia como se oye, sino “Mid”. Ya sea con sus tradicionales aberraciones mercadotécnicas de meterle cumbia o reggaetón a las frases de campaña o perifoneando el nombre hasta que se raye el disco, pues la gente debe acostumbrarse a llamar “Mid” a Mid y no “Meade” a Mid, ya que vivimos en un país bananero en el que todo se vuelve chunga y esa chunga da pie a comentarios del más lamentable mal gusto, como ya se empieza a dar en las redes, donde las masas palurdas no paran de repetir hasta el cansancio que “si Peña nos llevó al despeñadero, Meade nos llevará al meadero”. Meade la tiene complicada porque don Peje es muy popular entre la tropa y es el rey del lugar común y el pastelazo, sin embargo, todo parece indicar que no hay más contrincante serio que Meade. Por eso digo que es importante que sus asesores no pasen por alto aquello del apellido. El señor Mid debe ser el señor Mid, y no el señor Meade. De no ser así, la cosa se va a poner más vulgar que una película de “El Flaco” Ibáñez.
