De acuerdo con un estudio, la contaminación del afluente daña la alfalfa que es utilizada para alimentar a las vacas y puede llegar a la leche que consumen los pobladores, lo cual pone en mayor peligro a los menores; también alertan por daños a hortalizas
Por: Guadalupe Juárez
Por contaminantes en el río Atoyac se encuentran en riesgo más de 109 mil habitantes en la región de Tecamachalco, quienes están expuestos a metales pesados presentes en el campo, lo cual a su vez afecta los alimentos de las vacas y su leche, que es consumida por los pobladores.
En caso de continuar comiendo alimentos que estén en contacto con aguas residuales de la cuenca, corren el riesgo de padecer cáncer, trastornos del sistema nervioso, además de que afecta el desarrollo cognitivo y de órganos en los niños, revela el estudio Riesgo de Contaminación de la Leche de Vacas con Metales Pesados en los Estados de Puebla y Tlaxcala.
El documento publicado este año por la Universidad de Córdoba por su autora Numa Pompilio Castro González, fue retomado durante un simposio llevado a cabo por la organización Dale la Cara al Atoyac el pasado fin de semana, donde alertaron sobre los riesgos.
Según la investigación la alfalfa utilizada para alimentar a los bovinos lecheros es propensa a acumular una gran cantidad de metales, aún más si se trata de las cultivadas en suelos irrigados con agua del Atoyac, como detectó la especialista.
Ello provoca que los forrajes destinados a las vacas lleven compuestos tóxicos que pueden llegar a la leche que producen, sobre todo los metales pesados que por su bioacumulación —concentración— causantes de los problemas de salud pública citados.
El estudio fue elaborado en 16 sitios en cuatro regiones durante dos épocas del año —julio de 2014 y abril de 2015—, donde analizaron muestras en campo, aguas residuales, plantas y leche de ranchos de la zona de Tepetitla de Lardizábal y Nativitas, en Tlaxcala; mientras que en Puebla abarcó San Martín Texmelucan (donde no detectaron mayor riesgo) y Tecamachalco.
Los resultados arrojaron concentración de metales como cadmio, plomo, níquel, cobre, cobalto, cromo, zinc y arsénico en aguas residuales, pero con cantidades por debajo de los límites permitidos en las normas.
No obstante, se advierte, debido al tiempo de uso para irrigar los suelos agrícolas, los metales pesados se acumulan y contaminan, por ello existe la posibilidad de un riesgo para la cadena alimentaria y por ende en la salud, ya sea por el consumo de la leche de las vacas alimentadas en esa zona —mayor peligro para los niños— o en la piel de los adultos que trabajan con ellos a diario. Por tanto, recomiendan evaluar la producción animal y hortícola de las áreas vulnerables.
Integrantes de Dale la Cara al Atoyac señalaron hace dos semanas que hay otros estudios donde alertan sobre la contaminación de hortalizas, también en la región de Tecamachalco, debido al riego de los campos con agua que contiene metales pesados, por lo cual urgieron a las autoridades a prestar atención a los casos que puedan presentarse por esta problemática.

