En San Mateo Ozolco, algunos de sus habitantes tuvieron que recurrir a préstamos bancarios o empeñar propiedades para comenzar de cero

Por: Staff 24 Horas Puebla
Foto: Archivo EsImagen

En San Mateo Ozolco, comunidad perteneciente al municipio de San Andrés Calpan, afectada por el terremoto del pasado 19 de septiembre, algunos de los pobladores tuvieron que recurrir a préstamos bancarios o empeñar propiedades para iniciar la reconstrucción de sus viviendas dañadas.

Es el caso de Sóstenes Aparicio Lorenzo, campesino de 39 años quien volvió de Estados Unidos, adonde migró en 1997 como indocumentado para establecerse en los suburbios de Filadelfia, la ciudad más grande de Pensilvania.

“Me vine para acá a hacer mi vida, pero sí fue muy difícil. Si no hubiera pasado el sismo y todo eso, mi vida habría sido normal. Entonces, del 19 para acá mi vida ha cambiado; se podría decir nos ha dejado iguales como estábamos. Es como si hubiera regresado de golpe a 1997”, relató para Animal Político.

La publicación refiere que la casa de Sóstenes presenta pilares agrietados, paredes con boquetes y escaleras destrozadas; una vivienda de fachada amplia y dos plantas que construyó luego de desempeñarse por diez años como lavaplatos y en otro tipo de trabajos mal remunerados en pizzerías y bares de Filadelfia.

Los cimientos de su casa están fracturados y puede colapsar con una réplica fuerte o un nuevo temblor si no se actúa de inmediato con el refuerzo de nuevas columnas de carga en toda la primera planta, agrega Animal Político.

Al menos ese fue el diagnóstico de los especialistas: “varios ingenieros” y autoridades que recorrieron San Mateo Ozolco, explicó Sóstenes, quien reclamó la falta de apoyo para la reconstrucción de los inmuebles dañados.

“A San Mateo nada más vienen, ven y ya no regresan. Sé que un temblor no es culpa del gobierno, pero también sé que sí nos podrían ayudar a reconstruir y no lo hace. Esa es mi inconformidad”, expuso Aparicio Lorenzo.

Sóstenes tuvo que recurrir a un préstamo bancario tras hipotecar el tractor con el cual labora, además de vender casi todo su ganado para comenzar la reconstrucción de su hogar; hoy duerme con su esposa y cuatro hijos en un galerón donde guardaba dicho vehículo y los instrumentos de labranza.

“Tengo un año para pagar esa deuda. Y si no puedo, entonces se puede decir que perderé mi fuente de trabajo y el principal sustento de mi familia. (…) Lo único que pedimos es que el gobierno nos volteé a ver; que nos ayude a regresar a nuestra vida antes del temblor”, concluyó Aparicio Lorenzo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *