Fortaleza y Unión: Poder Ciudadano
Por Claudia López Mazariegos /@Clau_LopezM
En septiembre de 2015, más de 150 líderes mundiales asistieron a la Cumbre de Desarrollo Sostenible en Nueva York convocada por las Naciones Unidas, el tema fue la elaboración de una agenda que fue titulada: Transformar Nuestro Mundo: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Nuestro país estuvo invitado y se hizo presente en esa magnánime reunión. Los países asistentes establecieron 17 objetivos y se comprometieron, cada uno desde su trinchera, a lograrlos. México se sumó enfocándose a poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad e injusticia, además de hacer frente al problema del cambio climático, estableciendo así una fecha de consumación que será el año 2030.
Por ser inicio de año y motivada por las fiestas navideñas donde, de manera personal, se invita a la reflexión de nuestro actuar y de proponerse metas para el nuevo año, considero la pertinencia de meditar lo que ha prometido nuestro país en el ámbito internacional y qué tantas posibilidades tiene de realizarlo. Hay muchos aspectos en los cuales nuestro país se ha comprometido, pero quiero centrarme en el compromiso de 2015. Al realizar un recuento de lo propuesto en dicha cumbre y motivada por la aseveración tan firme de nuestro país, retomo sólo cuatro aspectos de los 17 a los que se comprometió. El primero es poner fin a la pobreza en todas sus formas, el segundo afirma hambre cero y se logrará por medio de la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición promoviendo una agricultura sostenible, el tercero es la salud y bienestar, garantizando vida sana para todos y, por último, educación de calidad inclusiva y equitativa.
“Poner fin a la pobreza” es una meta demasiada deseable no sólo para nuestro país, pero resulta ser muy utópica, porque no depende de cuestiones económicas, sino de diversos ámbitos que conforman a la sociedad, la educación está involucrada por mencionar algunos. Lamentablemente ese objetivo está muy lejos de consumarse debido a que en los últimos años México ha crecido en el número de pobres reduciéndose a simples intentos o buenas intenciones.
Con respecto al tema hambre cero va asociado precisamente a la pobreza, por lo que al mencionar el incremento de los pobres en este país también queda en una propuesta al aire sin posibilidad de concretización, ya que no hay definiciones claras en los programas sociales que abaten el hambre; otra circunstancia es la reduccción de los presupuestos a programas que desarrollen la producción de traspatio, que ha demostrado ser beneficiosa para las familias que han obtenido dicho apoyo y se han generado políticas públicas enfocadas a los agronegocios, un ejemplo es el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) que está destinado a abatir la pobreza y hambre, sin embargo, por falta de reglas claras y demostrar la transparencia y fiscalización de su presupuesto basado en resultados ha llevado a desviar del propósito por el cual se fundó.
En cuanto a “salud y bienestar para todos” la práctica demuestra lo difícil que es acceder a un servicio médico digno. Sólo basta escuchar cómo las familias comentan sus experencias tan descriptivas y generalizadas haciendo énfasis sobre la receta no cubierta.
