Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
El pasado viernes, mediante un par de jugadas de varias bandas, concluyó lo que sin duda debe leerse como la culminación del proceso de total empoderamiento de Tony Gali Fayad como gobernador de Puebla. Un mandatario que está en la plenitud de su administración, que ya no sólo lo parece, sino que lo es en la forma y en el fondo, y que por eso mismo llegó fuerte, dueño de su momento y con todos los hilos del poder en las manos, a su primer informe de labores en el Auditorio de la Reforma.
Como lo adelantó este columnista el viernes en Puebla Online, Televisa Puebla y Oro Noticias, Roberto Flores Toledano renunció de forma sorpresiva a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del estado, durante una sesión extraordinaria del pleno del Poder Judicial convocada de un día para otro.
El movimiento no fue sino reflejo absoluto de parte de los acuerdos que se han establecido de cara a las elecciones de este año entre el ex gobernador Rafael Moreno Valle y el mandatario Tony Gali en una mesa de trabajo permanente en la que sólo otros dos actores se sientan: la ex secretaria General del PAN y virtual candidata a Casa Puebla, Martha Erika Alonso, y Tony Gali López, hijo mayor del gobernador y casi seguro abanderado al Senado por la primera fórmula dentro de la alianza Por México al Frente.
Para nadie es un secreto la serie de intereses y nexos que existen entre los tres poderes en el actual sistema político estatal, sin contrapesos efectivos. Flores Toledano, amigo personal de Moreno Valle, había sido impuesto por este como presidente del Poder Judicial desde 2013 y extrañamente se había mantenido como tal hasta hace muy poco a pesar de que el citado Moreno Valle ya no era gobernador de Puebla, rompiendo una regla no escrita y el equilibrio básico de la transición del poder local.
Hasta donde alcanza la memoria, todos los gobernadores en funciones habían llevado mano —o al menos habían hecho sentir su influencia— en la designación del titular del Tribunal Superior de Justicia, menos Tony Gali. De hecho, Flores Toledano pretendía mantenerse al frente del TSJ hasta 2020, pero eso cambió radicalmente el pasado viernes, cuando un hombre muy cercano al gobernador Gali, el magistrado Héctor Sánchez Sánchez —su ex síndico municipal en su periodo como alcalde de Puebla—, fue electo como sustituto del citado Flores Toledano, defenestrado por el mismo que un día lo había encumbrado.
El asunto no es menor, es la confirmación de que Tony Gali ejerce el poder a plenitud, lo que se dice fácil pero no lo es, sobre todo si se analiza el perfil y el estilo personal de su antecesor, las circunstancias políticas que le ha tocado enfrentar, el modelo de la denominada minigubernatura —un breve espacio de 22 meses, de los cuales ya van 12— y los intereses cruzados que hay entre dos grupos de poder (el morenovallismo y el galicismo) que en realidad son uno solo.
Otra jugada que confirma la consolidación del poder de Tony Gali es lo sucedido, también el pasado viernes, en el otro pilar del sistema político local, el Congreso del estado, ese lugar desde donde los gobernadores inteligentes gobiernan.

La llegada de Carlos Martínez Amador a la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Poder Legislativo local, en sustitución de un morenovallista puro como Jorge Aguilar Chedraui, es también parte de las nuevas coordenadas que han terminado de fortalecer al actual huésped de Casa Puebla.
