Figuraciones Mías 

Por: Neftalí Coria / @neftalicoria 

Ahora que con mano propia se escriben las cosas de su vida, el hombre que sueña con los alegres pájaros de los cielos más azules, elige personas, cosas, lugares, mares y caminos para recodar su vida, como si ya tuviera que dejarlo todo.

Hay días que piensa en el final y quiere verlo como una puerta que cierra atrás de sí, pero sin tristeza alguna. Y no es que imaginar el final de su vida sea lo importante, sino porque su pasión por la escritura, lo llevó a escribir ya “las cosas de su vida” sin miedo, sin importar lo que él signifique en su tiempo. Está claro que él nunca buscó ser importante, ni buscó serlo con lo que en los años, sus manos han escrito.

Y es que puede mirarse a sí mismo, sin prejuicios, sin lástima, ni orgullo. Puede verse ya, como si fuera uno más de los personajes que esperan ser llevados a las palabras que de él crecen cada día y las lleva a las páginas como animales al matadero.

Él piensa en sí mismo y sabe que ya no es aquel que recuerda haber sido. Y si vuelve los ojos a sus cuadernos y a su memoria para verse en todos aquellos actos de los que se arrepentiría, o aquellos que no los volvería a repetir, más le atraen para hacer su relato, porque es la curación de su alma y ha perdido la vergüenza, ni tiene miedo al escarnio de nadie. hay personas a las que ni siquiera nombra y a las que guarda como se guarda el oro.

No pasa por alto lo que ha escuchado y visto en cada sitio en los que ha estado presente. Y piensa en tantos lugares y situaciones que se ha encontrado. Ahora recuerda por ejemplo, haber estado en un sitio con la esposa de un presidente de México y recuerda haber visto de cerca su vestido de seda verde, pero sobre todo, la malevolencia con la que sin dificultad hubiera asesinado a gritos a un cura, de no haberle dado su obediencia y sumisión. ¿Y qué hacer con lo visto y oído? ¿Qué con lo que vio por dentro y que es parte de la transformación de la historia? Si lo cuenta, los que fueron parte, estarán ofendidos y los que lo han de agradecer, nunca meterán las manos por el dicho proferido y lo dejarán solo que arda en la hoguera de los héroes solitarios. Eso bien lo sabe, porque los años de escritura en foros públicos, se lo enseñaron. Cuando escribió una critica a nombre de un gremio, nadie más dijo nada ni suscribió su dicho, más que en secreto. Aprendió que la cobardía y la envidia son hermanas y actúan como parte de una sola maquinaria.

No espera el aplauso de los justos que se callan, ni la espada de los traidores que se verán al descubierto. Testigo –como otros– que sabe que la palabra es arma, su escritura ha de seguir con los dones que la música del lenguaje le ha dado y con la incansable búsqueda de aquello que la poesía sabe decir. Nada quedará oculto, pero lo expuesto, tendrá sentido colocarlo en estas líneas y deberá ser importante. Lo escribirá como se escribe cualquier escena y en este volumen que ya construye su memoria, aparecerán tal cual fueron vistas por este hombre que ha decidido escribir, tanto lo que el mundo le dio, como aquello que le hubo quitado y todo lo que desde lejos y cerca, vio pasar como una historia suya, porque el oficio único que ha elegido, se lo permite y la imaginación tiene tenazas para traer a los cuadernos todo y reinventarlo y reconstruirlo con los mejores sonidos de la escritura.

Ahora mira pasajes sombríos –que nunca faltaron–, de personas que se fueron, de amigos que se volvieron seres abominables con media taza de poder pasajero. Amigos que llegaron a usar las cosas de su vida y las usaron bien, antes de dar las gracias. Y ve a los traidores en su vida y los ve alejarse como el polvo del camino. Lo ve todo esta noche en que las cosas de su vida son recuerdos y no está llorando por nadie, por nada. Es un hombre que en las noches, mira pasar al fondo de ese necesario silencio, una vida deliciosa que escribiendo, la ha celebrado. ¿Qué cosa sobresale en ese extraño filme de sus pasos por el mundo? Quizás las palabras y la entrega a escribir la bilis y las flores de su propia entraña, los muchos libros leídos, libros amados, las imágenes que guarda y que ahora tiene frente a su aliviada soledad, el aroma de mujeres hermosas que tuvo cerca y hoy son poesía. Los viajes memorables que le dieron la luz de otros mares, la geografía de ciudades donde fue un pasante sorprendido y feliz.

Ahora que escribe, la noche es alta y la mañana venidera, será la esperanza cotidiana de abrir los cuadernos para escribir la temperatura del nuevo día y para acercarse a los libros que están por leerse y a la espera de sus ojos…

Y quisiera que las cosas vividas, se queden en las palabras para que alguien más las conozca, o al menos quede su escritura como un mensaje que se lanza como se lanza una botella al mar. No le importa ser leído por muchos, pero sí por algunos de los que sabe su nombre y conoce su rostro, porque cree que nunca ha escrito para muchos. Eso le resulta impensable. Y así como le gusta hablar solo para algunos, para algunos escribe. Y esos pocos son aquellos a los que su imaginación les ha importado y es a ellos a los que quiere entregar esta selección de cosas de su vida, de objetos, de sueños, imágenes, paisajes, parajes de su vida, hechos memorables y demás recuerdos como hojas al viento, como piedras al agua que al caer, hacen un círculo y con el ruido, interrumpen la calma del agua en el estanque.º

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