Por: Guadalupe Juárez

Martha Erika Alonso Hidalgo sabe que tiene frente a ella, posiblemente, uno de los mayores retos del grupo político al que pertenece, el de trascender.

Por eso no se muestra tibia al hablar y fija desde ahora la meta que perseguirán los panistas a su lado, hasta aquellos que se alejaron, y así se los hace saber a quienes hoy la rodean.

“Juntos haremos historia porque los políticos no deben sólo prometer, los políticos no nada más se tienen que comprometer, hoy los políticos tienen que trascender, y de eso se trata la política”, dice a los militantes que estallan en júbilo al escucharla.

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Martha Erika es puntual, baja de un automóvil enfundada en un saco azul que resalta su pañoleta multicolor.

Son las 18:30 horas del miércoles 24 de enero, su registro como aspirante a la candidatura al gobierno de Puebla. Mismo cargo que apenas hace un año ocupó su esposo, Rafael Moreno Valle.

Apenas avanza unos centímetros cuando varias manos buscan estrechar la suya, saluda con un “buenas tardes a todos, gracias por venir”.

La frase se repetirá 10 minutos más, tiempo que tarda en abrirse paso entre la multitud que clama su nombre, para entrar a las oficinas del Comité Directivo Estatal del PAN.

Detrás de ella camina quien en los últimos meses fue visto como un opositor al grupo morenogalista, pero que a cada paso de Martha Erika da la impresión de ser un equipo inseparable: Eduardo Rivera Pérez.

El ex edil es llamado una y otra vez por ella, quien al ver que no entra, lo espera para comenzar con la liturgia.

Después de la foto oficial, pronuncia en voz alta sus aspiraciones, dice que ella sí quiere ser gobernadora de Puebla, que ella sí trascenderá, que logrará que el PAN se conserve como la primera fuerza política del estado.

Clic… Le levantan la mano como ganadora. Clic… Carga un gallo. Clic… Posa para la foto. Clic… Se despide con un “gracias por venir”.

 

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