La Mirada Crítica 

Por: Román Sánchez Zamora /  @RomansanchezZ

Los cargos se inventan, se justifican, siempre para los jefes políticos es mejor poner a alguien de confianza o pagar facturas que generar estrategias de gobierno con gente que se preparó para ello.

Fabián espera alegre, se frota las manos, se revisa la corbata, el traje negro lo compró para este evento, los zapatos son de piel exótica, él no sabía que habría camisas de mil dólares y hoy tenía una puesta, el evento lo merecía…

Mariano corría espantado, los niños lo alcanzaron – eres lo peor del colegio, lo más sucio que hemos visto y nos molesta que vengas, ¿por qué no te vas con tu familia a tu pueblo?–le dijo el más grande de los niños, y Mariano lloró en silencio.

–No te preocupes, cuando te vuelvan a molestar me dices, a mí nada me da miedo, vente vamos a comer a la casa, mi mamá hizo mole –le dijo Fabián y Mariano se fue feliz, pues se había acabado su angustia.

Años siguieron juntos  hasta que Fabián tuvo que irse con su familia a otro lugar a vivir, pues su papá había sido despedido y debían ir a una nueva planta cerca de la capital donde había sido contratado su papá. Únicamente la noche había sido testigo de la mudanza.

Mariano no supo más de su amigo… el tiempo es un compañero y testigo de carreras de vida…

Mariano bajó de su camioneta, estaba alegre ante la noticia de sus resultados electorales, el nuevo jefe político del estado, ante las nuevas exigencias electorales salía del despacho de abogados, pero ellos por fin habían quitado al partido hegemónico en el gobierno. Las nuevas disposiciones legales y administrativas exigían nuevos esquemas para la conformación de su gabinete, el cual sería de lo mejor…

Mariano salió de una rueda de prensa ofrecida en un  restaurante cuando se da cuenta que su guardia ataja a un hombre que rogaba verlo, lo mira, sonríe, lo abraza –Fabián, mi amigo, ¿Pues dónde te habías metido? ¿Por qué nunca llamaste? –lo invitó a subir a la camioneta, se fue a la casa de gobierno y pidió al ministro de gobierno y al líder del Senado que se fueran en otro vehículo, ellos aceptaron y sonrieron por la felicidad de Mariano, pues vieron que eran viejos amigos que se reencontraban.

Las estructuras sociales se van integrando bajo una perspectiva de afinidades, amistades, de los círculos de simpatías que se van dando durante la vida, es donde estas mismas se van encontrando con el tiempo y se hacen compadres o se hacen familia por medio de los hijos, sobrino, solidificando la llamada ingeniería social.

La integración política entonces se basa en la improvisación, la gente aprenderá sobre la marcha y en la marcha pierden tiempo, recursos y las necesidades sociales comienzan a ser más grandes que las estrategias del mismo gobierno que son ineficientes por dos razones: el que decide no sabe y dos, porque se basan las decisiones en lo que le gusta al jefe político y no lo socialmente necesario.

Los cargos, entonces, se inventan, se justifican, siempre para los jefes políticos es mejor poner a alguien de confianza o pagar facturas políticas que generar estrategias de gobierno con gente que se preparó para ello, nada distante de las preguntas que genera la reflexión del científico y el político (Weber), siendo ya lo científico contra lo político.

El discurso político, siempre más que persuasivo, es un evento en donde se genera aún más gasto del problema que se anuncia del que se ha resuelto. El debate político intelectual entonces comienza a ser especulativo, pues en lo real se mueve por redes de familia, de amigos de socios.

–¿Y qué has hecho?

–Nada, mi Mariano, mi padre murió al poco tiempo y pues tuve que trabajar, te vi cómo ascendías pero nunca quise molestarte, pues ni pude seguir en la escuela y únicamente la secundaria terminé, y pues vine y me dije pues de chofer o guarura si podría ser.

–¿Cómo? ¿No sabes cómo funciona esto?–mientras los caminaban en medio de la casa oficial de gobierno, le dijo a su secretaria que lo seguía a la distancia:-”llámale al Ministro de academia y que reciba a mi amigo” –le dijo Mariano y prosiguió – “le dirás que te haga abogado, requiero uno para la próxima semana, ya verás qué: el poder es para poder”.

Al mes siguiente, Fabián no sólo era el amigo, todos los secretarios le saludabna: hermanito, buenos días, algunos hacían mofa de ello en secreto “meermano güenos días”.

Hasta que en el desayuno tradicional de los lunes, después de la reunión con el ministerio de seguridad, y con los cercanos Mariano les dijo:

“Ya conocen al abogado Fabián, es mi amigo desde niño y tuvo que irse a la capital, luego hizo un doctorado en una universidad de Estados Unidos, considero señor diputado que es el mejor para la terna que debemos presentar como encargado del ministerio de justicia”.

Los secretarios de inmediato felicitaron al señor ministro, le manifestaron su respeto y lealtad, además lo felicitaron por sus logros académicos y que estaban seguros que sería el mejor funcionario de la gestión de Mariano… el ministro de defensa ciudadana, el más joven del gabinete la semana siguiente lo hacía compadre de su primogénito…

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