Sin Derecho de Réplica
Por: Alberto Rueda / @AlbertoRuedaE
Siempre en medio de un proceso electoral se vive una especie de draft, como en el futbol.
Podríamos decir que es un estilo de “traspasos” –por decirlo de manera elegante– entre militantes de diversos partidos políticos.
Una vez se acercan las definiciones comienzan las negociaciones.
En muchos casos, las fuerzas partidistas están pendientes de lo que “suelten” o dejen ir sus adversarios.
Digamos que lo que resulta para muchos “desperdicio” para otros son importantes activos que, ya sea por su imagen o por su capital político, de algo pueden servir.
Esta tendencia de “transferir” a sus perfiles no es exclusivo de algún partido y recolectar los escombros, menos.
En el proceso electoral que estamos viviendo, quien más renuncias ha reportado a nivel nacional es el PAN, seguido por el PRD y finalmente el PRI.
En cuanto a lo local, el tricolor es quien ha dejado ir varios cuadros, algunos valiosos y otros que tras su salida le hizo más bien que mal al partido como el caso de Alejandro Mier y Nancy de la Sierra.
El PAN también se ha visto inmerso en esta fiebre de desafiliados desde hace ya muchos años como el caso de Ana Teresa Aranda y Violeta Lagunes, sólo por mencionar algunos, quienes ahora buscan ser tomadas en cuenta por el partido lopezobradorista.
Porque si en algo ha destacado Morena, tanto en lo local como en lo nacional, es en reciclar personajes de otros partidos, a razón de no tener cuadros realmente redituables, confiables y competitivos.
Algunos de estos “fichajes” se venden muy caro, cuando en realidad resultan ser más bien parte del problema que de la solución.
Otros, en silencio, sin aspavientos, demuestran que su plusvalía es alta por lo que verdaderamente pueden alcanzar metas tangibles a favor de su nuevo equipo.
Algunos lo hacen de última hora, pero otros fueron más precavidos.
Ahí tenemos como ejemplo el caso del ex integrante de Movimiento Ciudadano Julián Peña, quien buscó un espacio en Morena, pero que ahora tampoco resultó muy bienvenido que digamos.
Los motivos por los que muchos de estos personajes de la política deciden dar estos brincos de partido en partido tiene que ver no con los intereses de la ciudadanía, sino con los intereses personales.
Ahí está el caso de Javier Lozano.
Buscan seguir subsistiendo del erario.
Son aquellos que en algún momento se comprometieron a buscar mejores condiciones para mejorar la calidad de vida de nuestras familias, pero que al final respondieron a los intereses de sus dirigentes.
Este draft de la política deja al descubierto que todos están cortados con la misma tijera.
Que tarde o temprano la identidad, valores y filosofía de cualquier partido es lo que menos importa porque una vez que no obtengan las posiciones (o el hueso) que andan buscando estarán migrando a otro bloque que los impulse.
Hoy podrán ser un activo importante de uno u otro partido, pero después serán basura que será recogida por quien le toque reclutar lo que otros ya no quieren.
Así las cosas, de cara al 1 de julio.
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En el PRI las cosas no pintan bien.
La semana pasada renunció el diputado local por Tepeaca Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien era de lo más rescatable en la bancada priista del Congreso local.
El partido decidió darle la espalda a su activo más importante y quien garantizaba retener la alcaldía de aquella demarcación que, dicho sea de paso, enfrenta diversos problemas sociales, producto de la falta de atención por parte de la actual administración.
Por si esto fuera poco, en el distrito 11 de Puebla capital se avecina una crisis y choque debido a la designación (por no decir dedazo) del marinista Ramón Fernández Solana hacia la diputación federal.
Se trata de uno de los distritos más peleados en el proceso interno del PRI, sin embargo, a pesar de tener cuadros competitivos como el de Marisol Calva y Francisco Jiménez, han optado por imponer a uno de los incondicionales del precioso ex gobernador.
Allá ellos.
