24 Horas España
Por: Alberto Peláez / @pelaez_alberto

Y llegó solemne porque solemne era el acto.

Eso sí, con ese toque altanero porque Donaldo es así, con una arrogancia falsa como falso es todo lo que le rodea.

Durante su discurso. Sobre el Estado de la Unión, hizo un panegírico de todos sus logros, pocos, por cierto.

La economía creció y también hizo una alusión a la reforma fiscal donde baja el impuesto de sociedades del 35 al 21 por ciento.

Habló de su política de inmigración tan restrictiva como dura. No en vano la han tenido que sufrir muchas familias de hispanos y otras tantas de países musulmanes que la nueva administración ve con ojos renuentes metiendo a todos en el mismo saco.

Habló también de esa humillación en forma de cárcel que se llama Guantánamo y que jamas debió haber existido. Y no sólo eso. Dijo que la iba a clausurar. No entiende que Guantánamo, lejos de ser un lugar para rehabilitar a los terroristas, se convierte en un centro de odio, rencor y captación de nuevos terroristas. De ahí, de Guantánamo salió Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del Eatado Islámico.

Con respecto a Corea del Norte, su máximo enemigo, con sus dedos gordo e índice cerrados -enfatizando lo que quiere decir en un gesto muy típico de Donaldo- reiteró que Corea del Norte puede convertirse “muy pronto” en una amenaza para los Estados Unidos.

Aquí quiero detenerme porque no sé si somos realmente conscientes de la trascendencia que tiene Corea del Norte y que, sin embargo Trump habló de ese país y de su régimen casi de soslayo.

Es verdad que la reciente reunión entre las delegaciones de ambas Coreas para que los deportistas de Corea del Norte participen el los Juegos Olímpicos de Invierno en su vecino del sur, es un buen comienzo. Seguramente detrás de ese gasto se encuentre la mano gigantesca de China y, tal vez también de Estado Unidos.

Llama también a la atención que Trump lleva todo este último año criticando, ya no sólo al régimen de Corea del Norte sino lanzando exabruptos personales contra Kim Jong Un, el líder norcoreano . Eso sí, en el juego del despiste donde Trump es un maestro, hace menos de un mes dijo del líder de Corea del Norte que podrían llegar a ser buenos amigos. Todo incomprensible, todo inaceptable como es el propio Donaldo Trump.

Pero lo cierto es que Pyongyang la que tiene cada vez más fuerza en su carrera armamentista nuclear y hay que frenarle de una u otra manera. El mosco que no hace más que incordiar se está convirtiendo en un auténtico moscardón. Por eso Trump no dudaría ni tantito que pudiera producirse una “limpieza” en Corea del Norte. Cuando el enemigo se hace cada vez más poderoso y se convierte en una amenaza real no queda más remedio que neutralizarlo.

Pero todo esto no se podría llevar al cabo sin la anuencia de China que es la que tiene la última palabra en este como en otros muchos temas.

Por lo demás el discurso no levantó sorpresas precisamente porque Donaldo es sumamente predecible tal vez porque sus miras intelectuales son muy cortas. Pero, en fin, era el primero y había que escucharle

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