Sin Derecho de Réplica
Por: Alberto Rueda / @AlbertoRuedaE
El proceso electoral en Puebla se reducirá sólo a candidatos que provienen de partidos políticos.
Todo parece indicar que aún no estamos preparados para que los aspirantes ciudadanos, más bien independientes, participen en un proceso como el que estamos viviendo en Puebla, donde desde lo local elegiremos gobernador, diputados locales y presidentes municipales.
El Congreso del estado no está preparado porque ha legislado mediante la imposición de muchos candados que hacen que la participación de estos perfiles sea realmente compleja.
Argumentan que estamos mal, pero que otros estados están peor en esta materia.
El tiempo es poco y el número de firmas rebasa la capacidad de conseguirlas en el plazo exigido.
El Instituto Electoral del Estado y el Tribunal Electoral no están preparados porque si bien resuelven favorablemente en vertientes como la territorialidad, no son flexibles con elementos como el porcentaje de firmas (que en Puebla debe ser de 3%) ni con una ampliación en el periodo, que fue reducido a 30 días con algunas deficiencias en la aplicación para recabar las rúbricas.
El electorado no está preparado para dar el apoyo a quienes pretenden ser aspirantes independientes porque nos mostramos desconfiados, sin iniciativa, poco dispuestos a invertir un poco de nuestro tiempo para que participen personas desligadas de partidos políticos.
Los propios interesados no están preparados porque simplemente no convencieron a la ciudadanía. Fracasaron.
Para muestra el caso de Enrique Cárdenas, ex rector de la Udlap y aspirante fracasado de Morena, quien centró sus esfuerzos exclusivamente en la zona metropolitana de Puebla y despreció esforzarse al interior del estado.
Cárdenas recabó poco más de 10 mil 400 rúbricas de las 140 mil que necesitaba, lo cual quiere decir menos de 10%; mientras que los otros dos aspirantes a candidatos independientes Jesús Ramos González y Jorge Morales Alducin no lograron ni mil cada uno.
Ni hablar.
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Las cosas van en serio mal en el país en materia de inseguridad, cuando nos enteramos que un familiar del propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto, murió a manos de la delincuencia.
Se sabe que un hombre de 61 años de edad de apellido Montiel Peña fue asesinado con arma de fuego presuntamente al resistirse a un asalto, en la zona de Atlacomulco, Estado de México. Era primo segundo del mandatario; aunque se trate de quien se trate es lamentable que la delincuencia se siga propagando y termine con la vida de personas inocentes.
Cada año se hace noticia de primera plana que es el más violento del que se tenga registro.
Lo anterior debe alertar a la clase gobernante sobre la importancia de mejorar las estrategias de seguridad, porque todos somos mexicanos y todos somos mortales, no importa si somos familia o no de la clase política.
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El problema de los elementos de policía, especialmente de vialidad en el estado y de tránsito en el municipio, no es que apliquen los reglamentos correspondientes, sino el nivel de prepotencia e intransigencia con el que actúan.
Las quejas son siempre recurrentes entre la sociedad, la cual coincide en que parece que el actuar hostil de los uniformados intenta ser un llamado a la corrupción basando su trato en intimidación y amenazas.
Es urgente que eso cambie y el trato sea apegado a una verdadera cultura de la proximidad.
