
Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3
Los últimos días de febrero y todo marzo abren un periodo reconocido por la ley como “intercampaña” que, debería servir para que los partidos realicen sus procesos internos y las coaliciones operen sus acuerdos de coalición.
La intercampaña debería ser también, un ultimo espacio para repensar, al menos tres condiciones electorales antes de votar:
Coaliciones.
La primera tiene que ver con la incapacidad de todos los partidos para operar y ganar. Ningún partido político, en México, gana algo, solo. Las coaliciones, intentan ser una solución, pero de muy corto plazo, no más allá de los 3 o 6 años que duraran en su puesto, los representantes y las autoridades que se elijan el primer domingo de julio próximo.
Es evidente que, sobran partidos. Vivimos una falacia. Mini partidos que viven de las sobras que aseguran con una coalición. Maxi partidos que no lo son en la realidad. Los primeros viven de alquilarse y no hacen vida orgánica permanente. Los segundos, viven de sus antecedentes, se han vuelto perezosos, no les importa construir y operar una militancia activa y permanente. Total solo los necesitarán un día.
Ni grandes ni pequeños usan ideas ni comprometen programas. Se han hecho y nos han hecho a los electores, totalmente pragmáticos pero, una nación no se puede construir con acuerdos efímeros, inciertos y solo de corto plazo. Las coaliciones hacia eso nos están acostumbrando, ya un candidato dijo que el país no se tiene que reinventar cada seis años, en cada elección. El elector merece compromisos claros y responsables bien identificados.
Operan al sistema democrático, como algo parecido a una sociedad mercantil. “La mafia del poder” dice un candidato que no ganará. Los partidos, todos, incluyendo MORENA, son accionistas, toman acuerdos y cada elección depende menos de los resultados y cada vez más de las negociaciones. Es una modalidad diferente e innovada de aquello que hace años llamaban “fraude electoral”.
Gobiernos de Coalición informal y liderazgo evidente
Y como los partidos compiten en coaliciones, en caso de ganar, necesariamente operarán un gobierno de coalición, aún sin las formalidades de la vida parlamentaria, que aquí no existe. Esto confirma que en nuestro país, se terminó la era del gobierno construido directamente, por un solo partido. Sin embargo los de ahora, mantienen esa hegemonía obtenida indirectamente y el que sale perdiendo es el elector porque ya no tiene a quien exigirle, porque al ganar, desaparece la coalición.
Diferenciación mínima
Desde hace 18 años, las elecciones han registrado un fenómeno derivado del 3, un número símbolo en el mundo de las instituciones, discretas o no. Los últimos resultados electorales, muestran que la competencia se realiza siempre en tres fuerzas dominantes.
Las de ahora, se construyen en base a 3 coaliciones electorales, cada una integrada por 3 partidos políticos: PRI-VERDE-PANAL; PAN-PRD-MOVIMIENTO; MORENA, PT, PES.
Por lo tanto no debe sorprendernos que el gobierno que resulte, sea de coalición de 3 partidos.
Dividir en tercios, el ejercicio del poder, supone que quien gane, lo hará por algo más del 30% de los votos emitidos.
Las encuestas, hasta ahora, siguen ese curso, con una diferenciación real, medida en la intención de votos, dividida en tercios, muy cercanos. Una medición, realizada a partir de integrar a todas las encuestas en una sola, señalan diferencias, entre 3 a 9 puntos porcentuales entre las tres coaliciones participantes.
La coalición de MORENA, tiene en promedio 6 puntos porcentuales por encima de las posibilidades de la coalición del PAN Y 9 arriba de la coalición del PRI:
Una diferencia de 3 puntos porcentuales, se le llama, empate técnico y supone que cualquiera de las coaliciones que estén en ese supuesto, podrá ganar. 9 puntos, supone que cualquiera puede revertir las posiciones. Por eso, al día de hoy, ninguna de las 3 coaliciones que compiten, tiene ganada, al día de hoy, la elección.
La coalición de MORENA, tiene en promedio 6 puntos porcentuales por encima de las posibilidades de la coalición del PAN Y 9 arriba de la coalición del PRI.
Mañas
Una cuarta reflexión es el periodo de intercompañía mismo, diseñado por los expertos del gobierno, para, cambiar la inercia de posicionamiento de las coaliciones.
Todos enfrentarán, en este “enfriamiento electoral” un cambio de dirección, velocidad y diferenciación, que perjudicará en alguna manera a las tres coaliciones, pero en mayor medida a la de MORENA y a la del PAN. En este re acomodamiento de preferencias, pudiera estar el puntaje que permita a la coalición del PRI, primero reactivarse y segundo aspirar el triunfo electoral.
