La Mirada Crítica
Por: Román Sánchez Zamora / @RomansanchezZ
-¿O qué… eres vieja?- Le retaron a Saúl.
-Vieja tu novia…- Y probé por primera vez mi fin.
Esta es mi vida, soy Saúl Flores, y me ha tocado vivir a lado de una familia que nada le había faltado, que veía, que reía… que platicaba, que la pobreza era cosa de la calle algo extraño… aun lo es…
Les diré que: el tocadiscos, el cd, el rayo láser, el wifii… todo… era lo cotidiano…
De los temores de mucha gente surge el: ¿Pobre? Pobre mi primo que tenía que de vivir encerrado por su drogadicción y se dejaba crecer el cabello y que había tenido dos hijos con las señoras que le hacían el aseo esas acciones eran más que la vergüenza, es el olvido de la familia.
En mi sentir la pobreza no era un sinónimo de no tener dinero sino del dolor que sentía la gente, la cercana la que sentía algo por uno mismo.
De eso han paso ya 20 años, a mis 40 años me pregunto ¿qué hemos hecho?
Un amigo fue esporádicamente político, otro más fue diputado gracias a su padre, otro mas fue embajador, y otro estuvo cerca del candidato a la presidencia de la república.
-¿Y?-
-Acaso de eso se trata la vida de ver triunfos y fracasos, pero que es un triunfo o un fracasos esto sucede en todo el mundo… ¿y qué es lo que vale?...- me pregunte en la puerta de la universidad al salir de ella con mi título en mano -¿Y luego?- le dije a mi mama que no supo que responder ante una pregunta tan abierta sin premisa…
¿O acaso deseo ser parte de una vieja clase que por respeto me adulen y me lleven a todos lados y… que nada haya cambiado? ¿O qué… es sólo un placebo para no dejar de vivir?
El hombre no cambia, únicamente va evolucionados sus intereses…
¿Por qué se requiere del juicio y la mente extrajera para saber de nuestra mexicanidad?
El México, sin algún mexicano un estado ideal donde se busca que nadie proteste el fin es disfrutar el poder, la vida en el ahora, no buscar el mañana pues quizá en esta vida de la era de la mass media donde todos están lejos por la medianía de una charla por la red, a pesar de la cercanía de sus seres, el enramado de las voces que hacen perder lo fundamental por la noticia falsa y la simpleza de los mensajes (Lipovetsky, 2017; Bauman, 2017; Bobbio 2015; Paz, 2016).
Se han generado círculos lejanos, las sociedades hoy son muy distantes a pesar de vivir en el mismo espacio, el encierro voluntario por mejorar las condiciones de seguridad, el encierro de caminar en un club y no en la calle, de reunirse en un gran hotel y no en el centro de la población, son actitudes que van alejando a la gente de un mismo micro cosmos.
Es más lejano a las Ciudades desiertas de José Agustín, en su sentir del amor, de la comprensión de lo distante de lo mexicano, de lo añorado de lo que se estima, y de lo que se busca como país, como ciudad, como familia.
Entonces, dónde se genera esa escuela del pensamiento que debe tener el mexicano en el 2050, o es tan distante que no vale la pena la discusión y el debate, y es un sinsentido planear y dejar que los de afuera eduquen y formen al mexicano que ya no tiene idea de su grado de politización según lo refiriera Rafael Segovia en la politización del niño mexicano (1975)
¿Acaso el mexicano debe estar encerrado por el resto de sus días?
Acaso más que una jaula, ahora se encierre en un binomio “celular- charla, charla- celular” donde ya no existe ni una segunda persona del otro lado del aparato sino sólo es el revisar, pues la ceguera y la liquidez mental esta en relación al índice del gusto y preferencia del autómata mexicano.
¿En realidad el mexicano eso deseaba? ¿O vive una soledad desde hace muchos años en la anarquía de la necesidad, de la soledad, de cubrir lo básico, pues el mañana dejo de ser importante?
Saúl, entonces cito a su familia, les dijo que su vida no tenía sentido, que no veía el por qué su vida en un recuerdo esta no valía la pena pues el solo el eco de comerciales, de anhelos de una juventud que se había perdido en el comercio y las tarjetas de presentación que alguna vez dijo Carlos Monsiváis, “México el país de la credenciales donde si tienes una, debes mostrarla para ser, sino no eres alguien, solo quien tiene una credencial vive, pues de lo contrario no existes”.
Saúl, salió sin inspiración de esa reunión pues vieron que en realidad nadie había hecho sus sueños, todos habían sido el resultado de sus problemas inmediatos, Saúl… tomo su maleta y decidió volver a empezar… volver a sus sueños, aunque eso… le quitara lo que siempre había hecho vivir… la soledad de sus muros… y respondió entonces la pregunta que le había hecho a su mama:
¿Y… luego? Y luego me reinventare cada día y lograre los objetivos que tenía en mi niñez, pues nunca debí de dejar ese anhelo de justicia que me ilusiono estudiar derecho.
